Opinión

El semen de los gallegos

Pues, dilecta leyente, desde mi experiencia profesional, puedo decir que todas las demandas de paternidad que he conocido han dado positivo, a pesar de que el andoba insistiera en que sólo había tenido un acto sexual y con retirada de corneta, y es que el semen de los gallegos, según estudios científicos, es de mayor cantidad y calidad que la del resto, que parece que tienen unos espermatozoides un tanto vagos.
Por ello, mujeres que no tenéis la suerte de “conocer” varón de Breogán, si queréis ser madres, acercaros a un gallego, sea de Pontevedra, Ourense, Lugo, incluso de A Coruña, con embarazo garantizado. ¡Ponga un gallego en su  vida!
Según opinión de algunos expertos, parece que en esta disfunción seminal influyen las petroquímicas, de las que en estas tierras tan saludables parece que nos libramos de su proliferación y contaminación. Aquí fumamos, bebemos, no nos estresamos y tenemos “peores hábitos” que los, vascos, castellano-manchegos, etc. y sobre todo que los catalanes, pero nuestro semen es mejor. Creo que en algo debe influir el pulpiño, el cocidiño y nuestros Albariño y Barrantes.
Por tanto, debemos tranquilizar a la Humanidad, a pesar del declive de la natalidad, aquí estamos los gallegos para subsanar el déficit, dispuestos a sacrificarnos, “conociendo” mujeres y exportando el zumo de nuestra “berenjena” al resto del empobrecido mundo occidental.
A la vista de tan irrefutables informes, no es de extrañar el reciente “sucedido” de Teruel, en que una mujer de 82 años denunció a su esposo de 86, por presunto delito de agresión sexual, y es que, seguramente, él sería gallego y dada nuestra acreditada fama no querría quedarse embarazada a una edad, que entendería, más propia de jugar al bingo y al cinquillo.
En un caso parecido, el cura no lo consideró pecado, sino un milagro, pero la justicia terrenal se ha despojado de toda espiritualidad y sólo se rige por códigos laicos, y tal vez considera que el débito conyugal no da derecho a la lujuria que supone hacerlo con la misma después de 50 años de matrimonio, pues eso más bien parece incesto, ya que, más que esposa, ésta se ha convertido en parienta.
Coñas aparte, el abuelete resultó imputado y es que lo que la ley protege es la libertad sexual y sólo cabe el apareamiento cuando la pareja está en la misma onda y no cuando solo uno de ellos desea. En ese caso, parece que el bandarra era demasiado insistente, posiblemente tras atiborrarse de viagra, que lo hacía potencialmente agresivo. Por ello, de momento y de forma cautelar, el juez dictó una orden de alejamiento, a expensas de la que le caiga en el juicio. ¿Un caso más de violencia de género, dilecta?

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