Opinión

El primero de los problemas

El mayor problema en España, y desde luego de Galicia y ahora en Vigo, es la sangría demográfica que estadística a estadística se revela como una catástrofe en el horizonte próximo. La plaga que ha asolado el interior de Galicia se ha extendido a la costa y ya no hay ninguna ciudad que se libre. Vigo, que hasta hace seis o siete años exhibía saldos vegetativos positivos, también ha entrado en la depresión poblacional. Contaba esta semana un responsable del Consorcio Casco Vello que los 40 millones de euros invertidos en la rehabilitación del barrio histórico habían valido para que ahora sea un lugar agradable por donde pasar y pasear pero no había sido suficiente para un incremento del número de residentes: porque Vigo está en caída. Es un hecho: sólo el polígono de Navia, por sus especiales características, se salva del decaimiento generalizado. Y de momento: el último censo confirma que ha alcanzado el máximo, 10.000 vecinos, y sólo con la ampliación podría ganar los 5.000 más previstos al inicio de la urbanización.
Galicia se queda sin gallegos y Vigo, como suele pasar con esta ciudad, ha pasado en cuestión de muy poco tiempo de ser el municipio que más crecía y de mejor saldo poblacional a quedarse en el último puesto en el ranking. La Muy Leal tiene una peculiaridad: necesita seguir avanzando para no desplomarse al no ser capital, y sin 300.000 habitantes costaría mucho lograr servicios. Industria y mar son las bases para cimentar el futuro, pero las señales son preocupantes: PIB, renta y población en caída. Y eso que ayer hubo una buena noticia con la factoría para Airbus.

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