Opinión

El fraga, historia local

El Fraga lo fue casi todo cuando Vigo era todavía muy gris: el gran templo del cine brillaba en aquella ciudad oscura, el edificio de las enormes carteleras que nada tenían que envidiar a las de la Gran Vía madrileña. Los grandes estrenos estaban reservados para el Fraga y su millar de butacas.
También grandes acontecimientos de teatro o música, y ahí recordamos el llorado Are-More, desaparecido nadie sabe por qué, cuando era un festival que funcionaba muy bien, o el prometido festival de cine gallego del que nada se supo tras una edición que fue principio y final. En definitiva, casi todo pivotaba en torno al Fraga hasta que un día llegó la venta y el cierre.  Lo siguiente es bien conocido: Caixa Galicia compró el edificio con la idea de convertirlo en su mascarón de proa en Vigo. Hubo un proyecto,una remodelación a fondo realizada  por César Portela cuyo resultado muy pocos vigueses han podido conocer. Puedo decir que el sonido de la gran sala resulta excepcional. Cuanto quedaba poco para su finalización llegó la fusión y todo el resto. Y hasta hoy. Caixa Galicia no existe, ni Caixanova y ni siquiera Novagalicia y el Fraga sigue tan cerrado hoy como hace 17 años.
Abanca intentó incluso la venta pero no encontró compradores hasta que el banco optó por quedárselo. Entre tanto el edificio siguió cerrado y sin historia que contar, languideciendo como símbolo de una frustración. Hasta esta semana, en que Abanca ha dicho que ya sabe qué va a hacer con el Fraga y que se reabrirá. Cualquier idea será buena, comenzando por la recuperación del caserón, que forma parte de la historia personal de tantos vigueses, de vivencias reales. Continuará...

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