Opinión

el día cero

Hace justo medio año Vigo pasó por uno de sus momentos más delicados cuando miles de personas pudieron comprobar a simple vista que el fuego cercaba la ciudad y cada vez de forma más amenazante. Se habían dado todas las circunstancias para que ocurriera: ya a mediados de octubre, un día con 30 grados y fuertes vientos por la cola de los restos de una tormenta tropical que rozó Galicia, y todo ello en medio de una sequía también histórica y cuando los medios de extinción del verano estaban en temporada baja. La gestión fue visiblemente mejorable pero quizá no era posible mucho más al abrirse varios frentes. 
Aquel día se pronunciaron graves palabras, y entre ellas las del presidente de la Xunta, quien se refirió a una trama homicida incendiaria que estaría detrás, un auténtico terrorismo forestal. La Policía de Vigo encontró hechos muy extraños, con una sucesión de fuegos en distintos puntos a la ciudad que sólo podrían ser provocados. Para el fiscal de Galicia, ciertamente todos los incendios fueron voluntarios, pero no coordinados, así que no se puede hablar en ningún caso de una organización criminal, sino más bien de incendiarios habituales, descuidados y otros especímenes del rural gallego. En definitiva, lo mismo que había pasado con el bipartito en la Xunta. 
Pero hace seis meses es cierto que todo parecía apuntar a algún acto criminal. Redes y whasapps confundieron todavía más a los vigueses, que se acostaron con miedo en el cuerpo.

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