Opinión

Diego de Giráldez

Pues, dilecta leyente, quién soy yo, un individuo, como mucho experto en Derecho y Seguridad (que cuando participó en el dispositivo de la Conferencia de Seguridad Europea, en la sede del Palacio de Congresos de Madrid, y vio las pinturas del frontispicio de entrada creyó que les habían hecho una gamberrada infantiloide, sin caer en que era un mural sobre un boceto  de Miró, y que cuando acude a un museo en donde aficionados a la pintura reproducen obras de los maestros, no sabe, muchas veces, distinguir la copia del original), para enjuiciar la extensa obra del polifacético artista Diego de Giráldez.
Pero la fortuna quiso que me topase con este creador del movimiento “Realismo NAS” (en el que se combina naturalismo, abstracción y surrealismo), uno de los más destacados artistas españoles contemporáneos vivos, y su trabajo me subyugó. Su cuadro “El Cristo-Hombre” me sobrecogió, en él nos hace ver que la cruz no tuvo la culpa, que ella iba para mástil de barco, pero los hombres la condenaron a ser cómplice del deicidio, y su escultura del lll Gran Duque de Alba me impresionó. En fin, que tengo que decir de su trabajo que no sólo me gustó, sino “lo siguiente”; pero no me haga caso a mí, hágaselo a todo ese cúmulo de eruditos que han ensalzado su prolífica creatividad (“tú solo te pareces  ti”), y, si puede, recorra los museos de España y el extranjero donde no hay continente que no tenga expuestas muchas de sus obras, y en el mismo Egipto dejó su impronta, porque Diego de Giráldez es un gallego universal, sin perder nunca la virtud de la humildad. Mas si no puede o quiere irse lejos, dese una vuelta por A Cañiza (Terra do Xamón), y a la par que engulle el típico cocido, visita el museo del precoz  artista (que además es Hijo Predilecto del Concello), en donde se recoge su obra desde su más tierna infancia: A los seis años ya pintaba con carboncillo sobre papel de estraza, que era lo que tenía a mano. 
Giráldez no se contentó con ser un exitoso pintor y escultor; trabajador e investigador infatigable, destacó también como dibujante, escritor, conferenciante, anatomista (anatomía física-artística),…., ejerciendo como jurado para la concesión de importantes premios de pintura, etc., recibiendo innumerables distinciones y homenajes. En fin, su bagaje creativo es demasiado amplio para enumerar, por ello sirva a título orientativo esta breve semblanza.
Pero, además, tenemos la suerte de que Diego de Giráldez, es vigués de adopción desde 1964, enamorado de la Ría de Vigo y que allá por donde va presume de su vinculación con esta ciudad olívica.
¿Quién ha dicho que Vigo no cuenta con insignes y distinguidos personajes?

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