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"Cumplo 43 y nunca había jugado de medio melé"

Carlos de Cabo se prepara para introducir el balón en una melé del partido que enfrentó al Kaleido Vigo y el Durango en el campo de As Lagoas Marcosende.
photo_camera Carlos de Cabo se prepara para introducir el balón en una melé del partido que enfrentó al Kaleido Vigo y el Durango en el campo de As Lagoas Marcosende.

Carlos de Cabo dirigió al Kaleido Vigo desde su nuevo puesto en las dos últimas victorias

Carlos de Cabo es uno de esos jugadores que rompen los esquemas preconcebidos de longevidad en el deporte. Desafía lógicas y también a su carnet de identidad. Cumplió ayer 43 años y ahora lo hace como medio melé del Kaleido Vigo, "una posición en la que nunca había jugado antes. Probé el año pasado en la pretemporada, pero en un partido no lo había hecho hasta este año". 

Y la opción llegó por circunstancias del equipo y del juego. "Al no existir un 9 en el equipo por la lesión de David Riveiro, probó Valentín Gutiérrez, pero ahora está más de ala y de centro y Adrián Lago –entrenador del equipo– decidió que tenía que intentarlo yo. Él me vio bien, yo estoy cómodo y parece que el equipo funciona. Si las cosas salen, hay que aprovecharlas". 
De hecho, con el veterano jugador en la sala de máquinas del conjunto universitario llegaron las victorias ante el Durango y ante el filial del Quesos. Antes, se estrenó contra el líder, el Getxo, en esa posición. El medio de melé, en rugby se encarga del inicio de las jugadas, que pasa por determinar el  lado por el que percutir y los jugadores con los que se hace, además de jugar un papel clave en la velocidad del juego porque de su rapidez depende el tiempo para formar el ataque y sobre todo, la defensa del oponente. Precisamente, este punto es una de las claves, ya que De Cabo explica que "todavía estoy en ese proceso de tomarle bien el pulso y debo mejorar mucho el pase, además de leer mejor las situaciones de juego porque me acelero bastante. Los compañeros me dicen: más despacio, más despacio. Yo siempre intento sacar el balón lo más rápido posible. Pero también se trata de tener un ritmo superior al contrario y, a partir de ahí, obtener la ventaja. Es como se ganan los partidos, con ritmo y constancia". 
De Cabo, experto en mil y una batallas, explica que "la verdad es que ahora toco el oval de forma constante, por eso no hay queja". A esto explica que en su nueva demarcación, una de las más específicas del rugby y donde la velocidad y la elasticidad priman sobre la fuerza, relata que "como zaguero puedes estar tiempo sin que te llegue el oval y ahora estoy detrás de la pelota constantemente. Eres el encargado de repartir el juego y tienes que estar también encima de la gente, gritando para que anden espabilados. Es un puesto específico y requiere trabajo porque necesitas una buena visión de juego para determinar el lado del ataque, también un buen manejo y pase desde la posición de parado, que es algo clave. También estás obligado a patear, aunque por ahora no lo he usado mucho, pero sí que debes dominarlo". Todo un trabajo extra para un deportista entrado en la cuarentena que vive una nueva reconversión en su juego y, además, siente a los rivales más cerca "pero con los delanteros que tengo no me noto desprotegido. Como zaguero es cierto que están muy lejos, pero no es algo que me preocupe. Están ahí, pegaditos, dando guerra por si te despistas". 
La posición de medio melé, con un continuo contacto con el oval, tiene en el mal tiempo su principal enemigo. De Cabo reconoce que "ante el Durango (el pasado domingo) ya estaba plagado de barro el partido. Es algo que complica porque el balón se convierte en una pastilla de jabón. Se escapan balones que están en las manos, pero son circunstancias del juego y hay que adaptarse". 
El Kaleido Vigo ganó para situarse a un punto de la permanencia. Acumula dos victorias por primera vez esta temporada, algo que "da confianza. Ahora nos vienen unos cuantos partidos complicados, pero los vamos a competir y alguno de ellos nos toca en casa y espero que podamos rascar puntos o dar la sorpresa", explica el jugador, que, además, disfruta de su nueva temporada tras un curso anterior en el que pasó más de media campaña lesionado. Lejos de pedir el cambio, De Cabo tomó la dirección con 43 años.n

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