Opinión

Cuentan de un sabio que un día…

Escribía Calderón en su inmortal comedia “La vida es sueño” que un sabio estaba muy triste porque solo podía alimentarse de las hierbas que iba recogiendo por el camino. Muerto de hambre estaba el hombre y sospecho que atribulado preguntándose por qué le tocaba a él pasar tantas necesidades, cuando volvió el rostro y se encontró que había otro sabio que le seguía recogiendo las hojas que se le caían a él. Hubo de convenir, por tanto, que había alguien que lo estaba pasando todavía peor, que es lo que nos está pasando a nosotros en esta desventurada coyuntura a la que nos aboca la escasa calidad de nuestra clase política, sus irresponsables comportamientos y su vergonzosa concepción de la responsabilidad que les corresponde como representantes del pueblo. Marcado indeleblemente a fuego por la sentencia de los tribunales, el Partido Popular defiende su permanencia en el poder a pesar de que comprende sin necesidad de que nadie se lo explique, que su plazo ha expirado y no puede hacer otra cosa sensata que promover nuevas elecciones y descabezar una generación entera manchada por la mangancia. Con su líder Pedro Sánchez fuera de control y sin encomendarse a nadie, el PSOE le ha permitido la presentación de una moción de censura frenética que no puede prosperar salvo que Sánchez esté dispuesto a conceder concesiones intolerables. Podemos no tiene en realidad ni horizonte ni ideario, y se defiende de la vergonzosa crisis interna suscitada por la compra de un chalé por parte de su pareja líder, sometiendo tal torpeza al escrutinio dirigido de sus propias urnas. Desde el norte, la indescriptible insolencia de los partidos nacionalistas convierte el país en un despropósito, y solo Ciudadanos parece dispuesto a mostrar alguna dosis de madurez en este desbarajuste. Como respuesta a sus peticiones lógicas, el PP le volvió la espalda. Correspondiendo a este trato, el grupo de Rivera ha roto con sus socios y Rajoy no va a encontrarlo ahora que lo necesita. Rajoy se ha ganado el aislamiento paso por paso.
Pero como el sabio de Calderón, la situación económica y política tiene tras sí a otro sabio que va recolectando las migajas. El perseguidor es Italia y su incomprensible campo de operaciones. Si la prima de riesgo española ha subido 20 puntos en dos días, la de Italia está a estas alturas en 220, con la Bolsa cayendo a plomo y la situación política completamente bloqueada rumbo a unas nuevas elecciones que seguramente no desbloquearán nada. El que no se consuela es porque no quiere.
 

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