Opinión

A Cospedal le gusta Europa

La hasta ayer presidenta de los populares de Castilla-La Mancha, María Dolores de Cospedal, medita su futuro (no se le ha pasado por la cabeza abandonar la política) sabiendo que cuenta con el apoyo del nuevo líder de su partido, Pablo Casado.
Sus colaboradores dicen que no le disgusta la idea de encabezar la lista al Parlamento europeo en las próximas elecciones de mayo de 2019. Pero tiene un escollo: habría que dejar de lado a Esteban González Pons, actualmente en el cargo, vicepresidente del grupo popular europeo y con una gestión valorada por todos como muy eficaz. Pons, trabajador incansable, se ha tomado muy en serio su paso por la Cámara de Estrasburgo y Bruselas, en lugar de afrontarlo como el bien pagado retiro de una carrera política nacional. No hay más que ver la carrera por las dietas de otros ilustres representantes de la soberanía popular europea.
Dado que Cospedal, que perdió las primarias en la primera vuelta, volcó todos sus esfuerzos en evitar que Soraya Sáenz de Santamaría se hiciera con el poder en Génova 13, y para ello cedió sus apoyos a Casado, ahora puede elegir destino. Gran parte de su equipo ocupa plaza en la nueva ejecutiva nacional y su opinión pesa en la dirección.
Pese a que, siendo ministra de Defensa, hace solo escasos meses, se negó a abandonar ninguno de los cargos que ocupaba en el partido, estaba cantado que no iba a seguir al frente del PP de Castilla-La Mancha y que la dificultad de repetir mandato en Toledo obligaban a un nuevo candidato.
Cospedal se ha tragado muchos sapos al frente de la secretaria general del PP, ha dado la cara con mediocres resultados en la peor etapa de corrupción de la derecha española y, posiblemente, se la recordará más por la "indemnización en diferido" que por su paso por el Palacio de Fuensalida en la capital del Tajo.
Aun así, su futuro no está escrito, y el PP de Casado se haya en plena reestructuración interna, buscando nuevos candidatos para lo comicios de primavera y quedan muchas plazas vacantes y no de menor cuantía. Entre ellas la alcaldía de Madrid y la Comunidad. En caso de que su principal contrincante, Saenz de Santamaría, se retire a la empresa privada, el partido va a necesitar nombres conocidos para cerrar la que se prepara como la "nueva batalla por la capital".
Porque las municipales y autonómicas van a dilucidar la lucha por el espacio de centro derecha entre Pablo Casado y Albert Rivera y darán una pista muy clara de las próximas generales un año después, si es que se llega.
Comienza el baile de nombres.

Te puede interesar