Opinión

Como dijo Julio Iglesias

Según el último barómetro del CIS, el nuevo PSOE de Pedro Sánchez se dispara a la estratosfera. Pasa de la nada -que era lo que había conseguido tras una dramática etapa de perder hasta la camiseta- a rozar el 30 por ciento de los sufragios mientras se derrumba el PP, a quien la moción de censura le ha clavado el último clavo que cierra el cajón de sus desdichas antes de bajar a la huesa. Parece mentira cómo se puede descuajaringar un partido y pasar del todo a la nada en una semana se desastres encadenados que sospecho, y esa es la peor noticia para los que han salido airosos del Congreso, aún no han tocado suelo. Incluso la elección de Casado para hacerse cargo de todo no ha hecho otra cosa que atizar aún más el cisma y ahondar en la tragedia. El barómetro del CIS le otorga un empate perfecto con Ciudadanos con cuya lectura habrán de proceder los respectivos líderes porque es un resultado que tiene más materias ocultas y señas a interpretar que una portada de los Beatles. Para empezar a entenderse, el empate se produce con el PP bajando y el C’s subiendo así que, no es lo mismo, no es lo mismo.
En cualquier caso, el PSOE habita en una peligrosa luna de miel con la opinión pública que tiene tanto de poética como de evanescente. La realidad pura y dura es que los hechos vienen a ser muy similares, los inmigrantes siguen llegando a las playas y produciendo un problema de superpoblación que no se soluciona ni siquiera con más gasto, la situación planteada por el independentismo catalán es igual o peor que la que planteo antes de la asonada, el ministro de Fomento ya ha tenido que salir por la puerta de atrás para evitar las iras de los manifestantes, y los taxistas están dispuestos a encharcar el campo lo que haga falta para salirse con la suya. Echar mano de actuaciones gestuales como la de Franco y el Valle de los Caídos no va a poder resolver la papeleta eternamente, y sigue existiendo el mismo reparto de escaños en las dos cámaras como muy bien sabe el presidente del Gobierno. Colocar en RTVE a Rosa María Mateo le ha costado una libra de carne, y alzar el techo presupuestario no ha salido bien. Ni siquiera aviniéndose a colocar otra libra de carne en la balanza aunque  con semejante predisposición se vaya quedando literalmente en los huesos.  Como dijo Julio Iglesias, unos que vienen y otros que se van, la vida sigue igual.

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