Opinión

Ciudad de satélites

La Universidad de Vigo vuelve a aparecer en el ranking Shanghai, cierto que no en la misma posición que en 2012, pero sí en un lugar que parece adecuado a su breve historia y tamaño. Según el escalafón más prestigioso a nivel internacional, la Uvigo estaría entre el puesto 500 y 600 entre todas las del mundo. No es poco. En su mejor momento el ranking colocó a la Uvigo entre las 500 mejores del mundo. No fue casualidad: coincidió con la puesta en marcha del programa de montaje y lanzamiento de pequeños satélites, que colocó literalmente en órbita la universidad y con ella a Vigo. Aquella iniciativa ha seguido con la puesta en marcha por Zona Franca, con la propia Universidad y la Fundación Cameral, del Centro Aeroespacial de Porto Molle, que continúa adelante. Y además, la creación de la titulación de Ingeniería Aeroespacial de la Universidad de Vigo, aunque en Ourense porque tocaba un impulso a su campus. La Universidad de Vigo es lo mejor que le pudo pasar a esta ciudad en sus últimos 30 años de historia. Como es conocido, fue creada, con enorme oposición, por Fernando González Laxe siendo presidente de la Xunta. Era una aspiración viguesa, una de tantas que en los años ochenta parecían imposibles de cumplir y que sin embargo fue la primera en salir adelante. Laxe, con enorme voluntad política, aprobó la segregación de la Universidad de Santiago y de paso hizo un favor a su ciudad y también dio vida a la Universidad de Coruña, que no pedía nadie, la verdad. Vigo le debe mucho a su Universidad, a la que hay que facilitar su instalación: de la ETEA al Berbés y Zamáns. 

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