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Una victoria a fútbol parado

Josep Señé, omnipresente anoche en Murcia, salta por un balón junto al central vigués del UCAM Murcia Hugo Álvarez.
photo_camera Josep Señé, omnipresente anoche en Murcia, salta por un balón junto al central vigués del UCAM Murcia Hugo Álvarez.

Un gol a balón parado y mucho control permiten al Celta tomar ventaja ante el UCAM Murcia en la ida copera

El marcador final le sonríe al Celta –poco, pero le sonríe–; la eliminatoria copera con el UCAM Murcia se encamina con una victoria a domicilio –escasa, pero victoria–; Sergi Gómez anotó a balón parado en una acción en el área rival protagonizada por tres defensores célticos; y el fútbol-control, con Señé dirigiendo y Naranjo peleándose consigo mismo, dio sus frutos. Balaídos decidirá el día 22 quién pasa a octavos.
Qué es lo que se espera de ti. Una cuestión que preocupa a la mayoría de mortales, más si tu labor tiene un repercusión pública. Alcanzar ese nivel esperado es una obligación en casos como el de ayer, cuando el Celta es el pez grande y el UCAM Murcia el pez pequeño, por aquello de la categoría. Y saber gestionar esa exigencia era buena parte de la labor céltica anoche en La Condomina. Y hacerlo, obviamente, con un once de los coperos en primeras rondas: con cuatro centrales en la línea defensiva –Costas y Roncaglia ejerciendo de laterales–, con el canterano Pape en el centro del campo y con el infrautilizado Naranjo en la banda izquierda del ataque.
Comenzó el partido siguiendo también el tópico: un UCAM más intenso y un Celta más contemporizador. De hecho, la presión local impedía a los célticos circular y la salida de juego más habitual eran los balones largos hacia un John Guidetti que parecía enchufado al partido. Era un fútbol sin apenas áreas, con un conjunto murciano más insistente pero cuyas llegadas se limitaron a algún saque de esquina y algún que otro disparo desde el borde del área que obligó a intervenir al ayer guardameta celeste Sergio. Y en los visitantes, alguna que otra dejada con criterio del ariete sueco y alguna que otra subida por bandas de Roncaglia o de Costas. Fútbol espaciado y sin intensidad.
Nadie se merecía mucho, pero ninguno de los dos desmerecía en exceso. Hasta que el UCAM rebajó su presión y Señé empezó a aparecer entre líneas. El juego se acercaba más al área local; sin exagerar, bien es cierto. El fruto fueron un par de faltas centradas y en la segunda de ellas el marcador despertó. Marcelo Díaz colgó el balón, Señé lo cabeceó sin excesiva dirección pero con la fortuna de que cayó a los pies de Roncaglia. El argentino, expeditivo él, lo golpeó con criterio y el esférico pegó en el palo antes de salir hacia la posición escorada de Cabral, quien lo devolvió al corazón del área para que Sergi Gómez lo empujase a gol. Tres centrales en un acción a balón parado en el minuto 41. No fue, precisamente, fútbol de salón, pero también vale.
Tras el descanso, Eduardo Berizzo decidió sentar a Marcelo Díaz por aquello de administrarle los minutos con cuidado, y puso en el centro del campo a Wass. Pero la variación más sonora fue la del UCAM, que se decidió a esperar en campo propio en vez de ir a buscar al Celta al suyo como había hecho de inicio. La posesión era ya monopolio de un equipo céltico que siguió sin meter una marcha más al encuentro, dando prioridad a controlar el marcador sobre la posibilidad de ampliarlo. En la banda izquierda, Naranjo –que pefectamente pudo ser expulsado por soltarle un brazo en carrera a un defensor local– peleaba contra sí mismo, tratando de acabar alguna jugada con acierto y acumulando intentos infructuosos.
El equipo vigués apostó por el circunloquio futbolístico. Sin pasar por problemas atrás pero sin tampoco creárselos al rival arriba. La capacidad de Señé para bajar al centro del campo y dirigir las operaciones, abandonando la banda derecha, anestesiaba al UCAM, con toda su esperanza puesta en cazar algún contragolpe, pero apenas logró generar un par con cierto criterio, aunque sin alcanzar a poner en apuros a Sergio.
Sin argumentos determinantes por ninguna de las dos partes, las únicas ocasiones volvieron a llegar a balón parado, con un tanto bien anulado a Rossi por fuera de juego al cabecear una falta lateral y con un saque de esquina directo sacado por Góngora que se estrelló en uno de los palos de la portería de Sergio. Para entonces, el UCAM sí había dado un paso adelante, imprimiendo de nuevo más intensidad que su rival en cuanto a la pelea por el balón, pero no más acierto en su manejo.
Con el peligro sobre las porterías siendo una utopía se iba cerrando el partido. El fútbol control céltico funcionó, salvo por el regalo de Wass que provocó los dos últimos saques de esquina locales. Un mínimo de pimienta para un partido insulso. La eliminatoria se cerrará en Balaídos el día 22.

UCAM Murcia:
Biel Ribas; Tekio, Tito, Hugo Álvarez, Góngora; Basha, Juande (Morillas, m.61), Isi Ros, Guichón (Juanma, m.81); Pere Milla (Pallarés, m.67) y Natalio.
Celta:
Sergio Álvarez; David Costas, Gustavo Cabral, Sergi Gómez, Facundo Roncaglia (Jonny, m.82); Marcelo Díaz (Daniel Wass, m.46), Pape Cheikh, Pablo 'Tucu' Hernández; Josep Señé, John Guidetti (Rossi, m.66), José Naranjo.
Gol:
0-1, min.41: Sergi Gómez.
Árbitro:
Alfonso Álvarez Izquierdo, del comité catalán. Mostró la tarjeta amarilla a los locales Guichón, Góngora  y Hugo Álvarez  y a los visitantes Pablo Hernández, Naranjo y Roncaglia.
Incidencias:
Partido de ida de los dieciseisavos de final de la Copa del Rey de fútbol que se disputó en el estadio La Condomina de Murcia ante 5.103 espectadores.

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