Opinión

Castración y doma de Galicia

La verdad sea dicha, con el lío este de los catalanes y el supremacismo que les afecta, después de dos o tres siglos manteniéndolo sumergido en un caldo de cultivo, de cultivo "a lume morno" o al baño maría, en cocción lenta, indistintamente, según viniesen los tiempos y los vientos soplasen, entre ese supremacismo y la inmersión feminista en la que todos estamos, los hay que ya empiezan a sentirse asfixiados o incluso ahogarse y gritan desaforada, parlamentaria y es de esperar que inútilmente. Entre una cosa y otra, este escribidor de ustedes está que no le llega la camisa al cuerpo; es decir, que estoy un poco asustado, vaya. No se preocupen, es una forma de hablar. Ya pasó otras veces y siempre me consolé buceando en el pasado.
Respecto del segundo tema, el de la inmersión feminista, intentando una forzada vinculación con el primero, el del supremacismo, recordé un texto de Gustave Flaubert que recupero para ustedes pues, llegadas ciertas edades, en algo deben de perder el tiempo. Estando en Suiza, en Kaltbad-Righi para ser más precisos le escribió as un amigo lo siguiente: "No se imagina usted lo feas que son las mujeres que me rodean. ¡Qué vestidos! ¡Qué peinados! ¡Todas alemanas! ¡Me entran ganas de vomitar! Ni una mirada inteligente, ni un cabo de cinta un poco limpio, ni una botina o una nariz bien dibujadas, ni un hombro tentador...¡y así hasta el pasmo! Vaya, que viva Francia! Y, sobre todo, ¡vivan las francesas! (La traducción agradézcansela a Jordi Llovet).
Aquí llegados imagínese el paciente lector que un escritor de por aquí, residente circunstancial en algún lugar del Pirineo y tocado de ciertas molestias (se le contrae muy a menudo el perineo y le levanta digamos que el espíritu) siente también molestias en el escroto, gracias a tantas coces históricas recibidas precisamente en esa salva parte. Imagínese el lector que este escritor plagiase el texto que acabamos de leer, sustituyendo alemanas por catalanas, Francia por Galicia y francesas por gallegas. Imagínese el lector la que se podría armar si eso sucediese. Yo no me atrevo ni a pensarlo. Pero es casi seguro que supremacistas y feministas consorciados respondiesen de inmediato.
En "El Griffon" una novela que pueden ustedes adquirir, sin mayor dificultad, en Sídney o en Moscú, por dar dos referencias lejanas y algo exóticas, pero no en Galicia, ya tiene coña la cosa, se reproduce casi "ad pedem litterae" el interrogatorio al que un inquisidor de la Inquisición sometió a una vecina de Paderne de Allariz acusándola de fornicaria. En el siglo XVI la Inquisición reprimía dos cosas en Galicia: por un lado, el contrabando de libros, realizado a través de las casas nobles y de los monasterios, y, por otro, la fornicación puesto que la Iglesia gallega afirmaba que esta no era pecado. En virtud de ello, nuestra paisana le replicó al inquisidor: "Me lo va decir usted a mí, que tengo tres hijos cada uno de su padre pues, donde una mujer libre y un hombre libre yacen, no hay ofensa y, si no hay ofensa, no hay daño, y, si no hay daño, no hay mal, y, si no hay mal, no hay pecado". Total; diez mil maravedíes de multa y dos años de destierro por ignorante, inculta y zafia.
Somos la tierra de Rosalía, de Concepción Arenal, de Pardo Bazán; por no citar más que a tres, pero hay tres mil de modo que el discurso flaubertiano de venir el viento en sentido contrario, lo más que puede provocarnos es una sonrisa, no sé si complaciente o sarcástica, cargada de ironía y por supuesto que muy distinta de la que provocaría en tierras del hemisferio oriental al que los catalanes pertenecen. Eso en lo que respeta al feminismo. ¿Y en lo que afecta al nacionalismo? Pertenecemos al que es considerado el primer reino europeo; transigimos con que nuestros hermanos portugueses hablen de la lírica galaico portuguesa y que ni nos mencionen cuando hablan de su prosa medieval, muy superior en número a la nuestra, al revés de los que sucede con la lírica gallega que es, también numéricamente, muy superior a la aportada por los poetas lusos. Transigimos con tener nuestra representación en Cortes a través de la ciudad de Zamora, es decir que ni p... caso; asistimos a lo que Zurita denominó la castración y doma del reino de Galicia sin inmutarnos y no pongo más ejemplos no vaya a ser que se me deprima algún lector. Con estos debería ser más que suficiente.
Ahora acabamos de leer que mientras a cada catalán le van a corresponder 93 euros más de los presupuestos generales del Estado por encima de los que ya tenía, a cada gallego nos van restar sesenta y siete de los pocos que ya disfrutábamos. y, acto seguido, seguimos leyendo, que el fondo de solidaridad toca fondo en Galicia pues los presupuestos nos adjudican la menor cantidad de la historia reciente. Me van a excusar que no reseñe las reacciones de nuestros políticos. Son oprobiosas y llenan de vergüenza, las de unos y las de otros. También me van a perdonar que no califique la reacción de la sociedad civil porque es inexistente y, más que vergüenza, lo que produce es una tristeza inmensa. Lo mejor que podemos hacer es ponernos a cantar aquello de "o señor cura non baila porque ten unha coroa, baila Carolina baila que o lagarto dalle ó rabo" por hacer algo, claro. Mexan por nós e non só non dicimos que chove senón que mesmo hai quen queda agradecido. Así nos vai.

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