Carratú, una portera feliz en un pequeño pueblo

La guardameta argentina realizó ayer la sesión de entrenamientos con el Mecalia Guardés.
photo_camera La guardameta argentina realizó ayer la sesión de entrenamientos con el Mecalia Guardés.

La guardameta argentina reconoce que regresó al Guardés porque "aquí me encuentro bien"

Marisol Carratú ya está inmersa en el trabajo diario del Mecalia Atlético Guardés. Medio año después de optar por marchar al balonmano francés, la guardameta bonaerense regresa a ese pequeño pueblo que buscó en el mapa hace unos tres años porque "en Francia estaba en el centro de París. No me acostumbré a eso, pero llego hata A Guarda y ya me siento tranquila y relajada. Es mi segunda casa. Ahora soy agente turística allí y le dijo a todo el mundo: pueden ir, pueden ir a visitarlo". Las conversaciones se repiten porque "cuando estoy en Argentina, le tengo que explicar a los conocidos dónde está porque tampoco lo conocen. Una empieza a explicar: Es un pueblo, no hay nada, pero es un pueblito... Lo que pasa es que uno llega y está muy cómodo. Es lo que me pasó a mí". 
La historia de su marcha y regreso al Mecalia Atlético Guardés comenzó la pasada primavera cuando "fue muy complicado tomar la decisión de salir. Estuve un mes llorando porque tenía que optar por una cosa u otra. Lo que decidí, creía que era para mejor. No fue así, pero creo que esas experiencias ayudan a crecer. A nivel personal lo hice y, por esto, no me arrepiento de haberlo elegido", explica Sol Carratú. Dejó el conjunto del Baixo Miño y comenzó el curso en el Entente Noisy Le Grand porque quería "intentar mejorar. En la parte deportiva, estuvo bien, pero el club a nivel externo, no cumplió. Yo le había pedido cosas que no cumplieron. Eran cosas sencillas, como tener una conexión a internet, que tampoco soy la jugadora más exigente del mundo. No me pudieron satisfacer y después tuve un montón de problemas con la vivienda". Una cuestión sobre otra, un problema por aquí, otro por allá y "se me juntó todo porque estaba sola y no conocía el idioma. Entre un poco en depresión y decidí marcharme", reconoce. 
Volvió a casa para aprovechar la estructura de la selección argentina. Mantuvo su preparación y también disfrutaba del verano en la zona de Mar de Plata, donde su familia tiene una casa, hasta que "me sorprendió mucho la llamada del Guardés. No la esperaba. Me había ido a la costa argentina. Cuando me sonó el teléfono, se lo mostré a mi hermano sorprendida para decirle que me estaban llamando. Tuve otras propuestas, pero las condiciones que me ofrecían no me terminaban de convencer. Prefería quedarme en casa, debido a que también necesitaba recuperarme psicológicamente, pero al ser el Guardés, fue diferente".
Una semana después ya está a las órdenes de José Ignacio Prades tras llegar "el pasado sábado. Me hicieron un recibimiento caluroso y ayer ya entrené con el equipo". La cancerbera explica que "ahora es un poco distinto porque el equipo ya está formado, pero me acogieron bien. Son geniales, me hicieron sentir como si estuviera desde el inicio de la temporada". 
No obstante, la campaña ya está avanzada y el primer reto de Marisol Carratú y sus compañeras será intentar remontar la eliminatoria de Copa de la Reina ante el Elche el sábado en A Sangriña (19:00) tras perder en el encuentro de la primera vuelta por un abultado 34-21. "La eliminatoria está cuesta arriba, pero la esperanza es lo último que se pierde. Lucharemos por ello y este equipo tiene mucha mística. Creo que los milagros existen, tenemos que trabajar y ya se verá si puede pasar o no", asegura la portera y añade que para lograrlo la idea es poder romper el partido con rapidez para apoyarse después en el público. "Si esto sucede, el oponente lo va a notar porque jugar en A Sangriña es un infierno. El ambiente se nota mucho y creo que nos apoyarán. En casa notamos unas vibraciones, una energía interna que no se puede explicar. Cuando no hay de dónde sacar, aparece más fuerza por la afición que tenemos", indica Carratú. Una valoración por su propia experiencia y porque "las compañeras de la selección argentina que juegan contra nosotros sí que me dicen que se nota mucho. Que la presión es tremenda. Por suerte, yo siempre jugué de local y me siento muy tranquila en esta pista".

La División de Honor
Tras el cruce de Copa del Rey, el Mecalia Guardés se centrará en la División de Honor, donde marcha en la tercera plaza a dos puntos del liderato. "La liga esta temporada es más competitiva. Cualquier equipo te puede ganar. No hay margen para relajarte y, a nivel motivación, es bueno. El que afloje un poco, se va a quedar sin poder ganarla. Las compañeras están con muchas ganas y es algo que se transmite".
A partir de este fin de semana el Guardés añade a su catálogo de recurses a la guardameta bonaerense Sol Carratú, que comparte demarcación con Estela Carrera y Miriem Ezbida. Trío para luchar por los títulos.n

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