Opinión

Camoens, una parte de Portugal en Vigo

H ace ahora 20 años que empezó a funcionar de forma efectiva el Instituto Camoens en el edificio del Casco Vello llamado Casa Arines, antes Torre de Ceta, el más antiguo inmueble de la ciudad, datado del siglo XV como mínimo y todavía en buen estado de conservación. Celebra dos décadas, pero su instalación es anterior: fue una propuesta realizada por el gobierno de la ciudad, siendo alcalde Carlos Príncipe, al Estado portugués, para que abriera en la Muy Leal una de las sedes de su centro cultural. Sólo hay otra en España, en Barcelona. Desde entonces, el Camoens forma parte del paisaje urbano vigués, aunque es cierto que su presencia ha sido más bien discreta, demasiado quizá, pero permanente, como una de las instituciones portuguesas sólidamente ancladas. 
Portugal está presente incluso en el callejero, con una plaza dedicada al país vecino -que incluye un busto de Camoens, el Cervantes luso- y la Rúa Oporto. Aquí está también el consulado, la sede del Eixo Atlántico de la Eurorregión y la oficina central de la Agrupación Europea de Cooperación Transfronteriza. Y sobre todo una amplia colonia integrada en la ciudad a los que hay que añadir los miles de vecinos de Além Minho para los que visitar Vigo es algo normal, tanto en verano como en fin de año, cuando hay una auténtica avalancha. Claro que el fenómeno resulta incluso superior en sentido inverso.
Un portugués, el teniente Almeida, tuvo un papel relevante en la Reconquista, aunque al parecer sus paisanos no quedaron nada contentos con que se hubiera quedado en la villa de Vigo en lugar de irse a Tui, como tenía ordenado, lo que le costó una sanción por rebelión. Precisamente el Camoens se levanta ante la plaza que lleva su nombre Aunque más bien es al revés: el edificio ya estaba antes. 
El instituto portugués ha conseguido que la Torre de Cela, luego la Casa Arines sea ya el Camoens para todos los vigueses, integrado en el paisaje urbano y con garantía de continuidad, lo que es la mejor noticia. 

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