Opinión

Caciques en el banquillo

El protagonismo asumido por el proceso catalán en estos últimos tiempos, ha sido capaz de borrar prácticamente del mapa un completo abanico de acontecimientos que en otras circunstancias se hubieran turnado al frente de la actualidad generando el correspondiente y natural debate sobre las circunstancias en que se iban produciendo. Es el caso de los famosos ERE de Andalucía, el largo y farragoso sistema de defraudación creado en torno a una potente red clientelar organizada por los responsables políticos de la Junta de Andalucía, cuya instrucción ha durado casi nueve años, ha saltado de instancia judicial en instancia judicial, ha dejado por el camino situaciones muy tensas, y finalmente ha comenzado a juzgarse ayer.
Paradójicamente, y como ha ocurrido en numerosas ocasiones, la respuesta social y popular ha sido más benevolente con el escándalo de Andalucía que con el que le ha sacado los colores a sus vecinos del PP algunos de cuyos inculpados están desde hace tiempo donde deben estar es decir, en la trena. El contendido estricto de ambos frentes judiciales es sin embargo y en esencia el mismo, y evidencia la podredumbre existente en los dos grandes partidos y la insaciable sed mostrada por muchos de sus militantes de primera línea para hacerse millonarios estafando dinero a manos llenas y cobrándolo a cambio de favores con el beneplácito tácito del partido al que pertenecen. Una pura y desoladora vergüenza.
El procedimiento judicial que comenzó ayer sienta en el banquillo a dos ex presidentes de la Junta de Andalucía, una ministra estrella de la época de Zapatero y numerosos altos cargos del gobierno regional hasta un total de veintidós reos a los que se acusa de construir una trama estable capaz de controlar y manipular la administración y la política de la comunidad repartiendo privilegios y favores capaces de consolidarlos en el poder contando para ello con una agencia gubernamental creada a los efectos que ha desviado y repartido arbitrariamente entre sus beneficiarios –entidades afines, sindicatos, oficinas de empleo subsidiadas, recompensas, fondos de reptiles, bajas laborales, cursos de formación, instituciones, etc.- más de ochocientos millones de euros. 
En realidad, quien se sienta en el banquillo de la Audiencia de Sevilla es el caciquismo puro y duro. El socialismo andaluz ha estado en el poder en Andalucía durante cuarenta años. Y eso se llama como se llama y merece ser severamente juzgado.

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