Opinión

Entre el blanco y el amarillo nos ponen negros al leer

Creo que fue en su primer gobierno de 1982, a partir de la paliza que los socialistas dieron al resto, empezando por los mios, los centristas, Felipe González dijo algo relativo a que España funcionaba. Durante un tiempo mantuve una sección  en El Correo Gallego” que titulaba “¨La España que no funciona”. Ahí está Rey Novoa para confirmarlo. Me equivoqué, en algunos servicios públicos,  en el país de los ochenta, atendían mejor que ahora. Por ejemplo, Correos, donde estuvo de gran jefe Alberto Núñez Feijóo, que venía de Sanidad, campo  en el que no parece que hubiera recortes, como ahora, y gobiernan los mismos.
Pero no vamos de médicos, aunque los tengo en mi agenda de visitas pendientes, caminamos hacia los teléfonos,  en este caso nos olvidamos por  ahora de los móviles y nos quedamos con los fijos.
De un tiempo a esta parte, las guías telefónicas han menguado bastante. Hoy te dan un libreto para que nos lo cante al oído César Alierta, el presidente, que tiene que cesar este año, supongo que como en mayo cumple la edad reglamentaria para el júbilo, los aspirantes a sucederle le dirán aquello de la canción: “El mes de mayo te lo diré”. En mi mocedad ese era el mes de las flores, la celebración del 2 de mayo con los madrileños dándole caña a los franceses y la jornada siguiente convertían en profana  la fiesta de la  Santa  Cruz.
Por  mucho que diga Wikipedia, que da como nombres de ese tres de mayo, Cruz de Mayo o Fiesta de las Cruces me quedo con Santa Cruz, celebración en torno a una cruz hecha con flores, cuando los chavalitos pedían a los paseantes para comprar unos dulces o cualquier otra cosa. He vivido Madrid, que es mas que vivir en la capital,  de 1943 a 1961 y he visto en Carabanchel Bajo, mas precisión, en Mataderos, los rituales de la chavalada. En 1954 tenía servidor 12 años y estos espectáculos incruentos me llamaban la atención, quizá por la cercanía a la Plaza de toros –mas bien novillos- de Vista Alegre, de la que ha hecho un símbolo la plana mayor de Podemos.
Volvemos al ruedo, y que a nadie le parezca mal, que no toreamos a  nadie. Parece que el gran jefe Alierta se va a llevar casi 36 millones, que dan incluso para pagar incluso el recibo de la luz. A los precios de la energía, el que tenga todas los radiadores encendidos, o es Amancio Ortega o se trata de media docena de terratenientes andaluces, a los que solo falta que Bertin les invite a su domicilio, en  la Primera. A esos espacios no iban antes del 60, porque ni la tele existía, esa gente del común, que sabía de Osborde  por el alcohol. En los cincuenta, el trío de ases del coñac eran además Veterano, Soberano y 501, que tenían un precio asequible a los de la clase baja y aun media.
Que le canten otra vez a Alierta, una canción infantil: “A tapar  la calle, que no pase nadie”. Ya han descubierto uno de los secretos de las “Páginas blancas” de Vigo, y es que desde la  389 hasta el final, o sea la 536, no aparece una sola calle, una dirección de quien no paga, pero sí la llevan, y con florituras, aquellos que pagan la inserción publicitaria. El tiempo pasado era mejor, porque no tenías el problema de echar a suertes a ver qué Gutiérrez  de una tanda de no sé cuantos, que aparecían con detalle en guías antiguas,  era el buscado. Así, ahorrando en la nueva guía, que  no es tal, se puede hace una fortunita,  ni de lejos la del presidente de Telefónica. Recuerdo a un César, este de ficción, que era el bueno que al final siempre satisfacía a los chicos de mi generación. Era César de Echagüe, su historia llevaba el título de “Coyote” .
Vamos a dejarnos guiar por quienes hace meses que nos dejaron unas “Páginas amarillas”, si ves la publicación por un lado y por el reverso el anuncio de una compañía de seguros que ocupa  toda la página. El invento, que ya no es guía, una cuarta en vertical y algo menos en horizontal. Lo amarillo, con variados anuncios y supongo que muy rentables para el  editor, ocupa 388 páginas, la última dedicada a viveros. No es el pueblo de nuestro primer cronista oficial, ¡ay Lalo, cuanto te recordamos!, que se llamó  Taboada Leal, y fue el primero en ponerle stop al terrible cólera. El pueblo del médico y cronista es Viveros, a los anuncios les sobra una ese.
No hay un solo González Martín en las “Páginas Blancas”,  tampoco está otro e iguales apellidos, de nombre Fernando. Aprovecho para decir que desde hace poco firmo Gerardo Martin en los medios de comunicación, conferencias y demá,s y G.G.M. se queda para asuntos legales y otras cuestiones. González Álvarez hay uno solo, ¡apellidos tan frecuentes, qué timo que no estén!.. Abanca no aparece en las “Páginas Blancas” y tampoco en el apartado de “Bancos y Cajas de Ahorros”, de las “Páginas amarillas”.  Está visto que cuando leemos blanco y encima amarillo, nos ponen negros del cabreo, que no viene de cabra, mas de uno pensará que cabreado es mucho mas que molesto.
Es bueno estar a bien con los santos. El diario Las Provincias  da en  el santoral de ese miércoles, cuando escribo, San Agileo, San Artemas  o San Popón. entre otros. A ver quien encuentra uno con tal nombre.
 

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