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Aumenta la delincuencia hacia las personas mayores de 65 años

Manuel Pérez, segundo por la derecha,  explica cómo en su ediificio alertaron de no abrir el portal a desconocidos.
photo_camera Manuel Pérez, segundo por la derecha, explica cómo en su ediificio alertaron de no abrir el portal a desconocidos.

Los timos, hurtos, robos y estafas generaron cerca de un centenar de denuncias en Vigo y su área en el último año

El auge de delitos cuyas víctimas son personas mayores de 65 años ha hecho tomar cartas en el asunto  a la Policía Nacional y Guardia Civil, así como a la Fiscalía, que en su última memoria, hace hincapié en este este colectivo especialmente vulnerable. Durante el año pasado, las denuncias principalmente por hurtos, estafas, robos y timos  supusieron un centenar, sin contar las que se refieren a agresiones más graves que en el caso del ámbito familiar se multiplican.
En Vigo, el conocido “timo del abrazo” o “hurto amoroso” dejó durante el pasado año más de una treintena de denuncias a las que sumaron las al menos ocho por el falso inspector de Hacienda y otras diez por el del revisor del gas, todos ellos delincuentes que fueron detenidos por la Policía, en más de una ocasión.  A éstas hay que añadir el timo de la herencia millonaria o de la estafa usurpando la identidad de un familiar cercano,  que  acabó con la detención de dos individuos  que habrían engañado a decenas de personas en toda Galicia. Una  de ellas, una vecina del Casco Vello, octogenaria, a quien el presunto estafador llegó a retirarle grandes cantidades de su cuenta tras ganarse su confianza  diciendo que era un sobrino que había llegado de América.
En lo que va de año, cinco vigueses fueron juzgados por presuntas estafas a octogenarios, y se registraron dos casos extremadamente graves en el área con dos asaltos y violaciones a vecinas en Mos y Bueu. En la ciudad el peor tuvo lugar en 2015 cuando asaltaron a un octogenario en su vivienda y le cortaron una oreja.
“Ahora ya no te puedes fíar de nadie”, explica Benigna Palamanes, de 89 años. Ella natural de un pueblo de Ourense, pero reside ahora con su hijo en Vigo. Reconoce que “cuando estoy sola no le abro la puerta a nadie y cuando salgo siempre lo hago acompañada”.  Emigrada a Alemania cuando era joven recuerda que “antes las cosas eran distintas”. Su hijo Rafael  añade que “no podemos dejar que salga sola y a la fuerza por todo lo que ocurre uno se vuelve desconfiado, siempre escuchas historias hacia personas mayores”.
 

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