Opinión

Audasa, el puente y el negocio

Estoy convencido de que hoy en día habría sido imposible construir un puente como el de Rande, abierto no sin dificultades en 1981. Se me ocurren mil razones, entre ellas las ambientales, ecológicas o del sector marítimo, siempre renuente a cambiar el status quo, como se puede comprobar en la enorme dificultad de aprobar el Plan Rector del Parque Nacional Islas Atlánticas, precisamente por la resistencias a ajustar, reducir o prohibir la pesca en el entorno de las Cíes. Como los actuales responsables ya saben lo que hay, parece que habrá un acuerdo con el sector aceptando la mayor parte de sus demandas. En caso contrario, no habría Plan Rector de Usos, lo que perjudicaría a la candidatura para la Unesco.
Pero el puente se pudo construir y en apenas unos días se reestrenará con dos carriles más. También ha costado mucho, comenzando por aceptar exigencias de Audasa sobre la financiación, que pasaban y pasan por un mayor esfuerzo de los clientes. Es decir, de los usuarios. En definitiva, de todos. 
La Autopista del Atlántico no es un chollo en todo su trazado pero sí entre Vigo y Pontevedra y la ampliación de la capacidad de Teis al Morrazo servirá precisamente para permitir que pasen más coches, y por tanto, se incremente el pago y con ello los ingresos de Audasa, que ha encontrado un filón. Sus propias cuentas señalan beneficios monumentales por el uso de la autopista, que a estas alturas tendría que ser gratuita. 
Si nada hubiera cambiado, en 2018 finalizaría el pago pero la ampliación de la concesión hasta 2048 alargará el peaje hasta la jubilación de varias generaciones. Desde que se inició el siglo, el incremento del pago por circular entre Vigo y Pontevedra roza el 100 por ciento y con seguridad no dejará de subir en los 30 años largos que le restan de gestión a Audasa, cuando la AP-9 no deja de ser una suerte de gran vía entre las dos ciudades. 
El viejo cuento de que en teoría unas carreteras se financian entre todos los contribuyentes del Estado y otras sólo por las que circulan por ellas apenas se sostiene sobre la realidad: porque los usuarios de las autopista de peaje son siempre los mismos, que pagan una y otra vez.Continuará...

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