Arte de museo en las playas

Las esculturas de arena "La última cena", de José Emilio Martín, en Torremolinos (Málaga).
photo_camera Las esculturas de arena "La última cena", de José Emilio Martín, en Torremolinos (Málaga).

Donald Trump cena con Mariano Rajoy y Angela Merkel, aunque no en la realidad, sino como esculturas de arena que se pueden contemplar al caminar por las playas de la Costa del Sol, arte a pie de calle con la que autores nacionales o extranjeros intentan sorprender a todos.

Dl Despacito, la palabra icono del éxito musical desde antes del verano, es una característica a resaltar del trabajo laborioso y detallado que supone la elaboración de figuras con 15 ó 20 toneladas de arena convertidas en un disfrute para los transeúntes y amantes de los paseos por la playa.


Uno de los escultores desconocidos de este arte es José Emilio Martín, un malagueño que lleva once años dedicado a realizar figuras de arena y que ha tenido en sus manos los bustos esculpidos de Trump o de Rajoy, así como de diez representantes políticos más que a nivel internacional son ampliamente conocidos como el francés Francois Hollande.


La obra, que titula "The Last Supper" (La Última Cena) y que tiene expuesta en Torremolinos (Málaga), contiene estas figuras de mandatarios y tiene intención de mantenerla hasta el invierno, por lo que la cuida "poquito a poquito" durante doce horas, a orillas del Mediterráneo, y por lo que mantiene una vigilia compartida con su ayudante de origen búlgaro. Martín revela que ha podido ver su labor recompensada cuando ha participado en los festivales de esculturas de arena de Mallorca, donde ha llegado a terceros y segundos puestos que le han supuesto poder mantenerse en este sector, ya que en el día a día sólo recibe las aportaciones voluntarias que les van dejando los turistas.


La tarea de realizar figuras grandes en las playas puede requerir hasta miles de litros de agua y en un proceso de refinamiento de la arena que requiere lograr la textura deseada, por lo que también es indispensable la destreza del artista callejero que con sus manos, palas y escobas moldea su creación.


En los alrededores está Alberto, de 31 años, que -tras dedicarse al mundo comercial y quedarse en paro hace cinco años- decidió probar suerte y emplearse como tallista de arena. Su actual trabajo es un trono de piratas con dragones que echan fuego y con sirenas que ambientan el lugar. La idea es que el público se siente en él y se tome fotos tras dejarle una propina.
Otra historia es la de Afis, un checoslovaco que lleva dos años viviendo en Málaga, donde ha formado familia. Su preparación ha sido de carpintería y en homenaje a esa parte checoslovaca que le vio crecer titula su trabajo "Montaña de Burgo".


Con 49 años y desempleado de la construcción, Jesús es otro escultor de arena que -consciente de lo difícil que lo tiene para volver al mundo laboral- se dedica a estas obras para sobrevivir; pero reconoce que disfruta porque mezcla su afición por el fútbol con el mundo selvático y el romano. La obra de Jesús lleva un amplio escudo del Real Madrid junto a diminutas casitas de estilo romano y a un mundo selvático del que cuelga un mono de peluche. . Asegura que sus obras las inventa a diario, según la inspiración que le surja, porque no quiere aburrir a los turistas con un mismo tema durante meses.n

Te puede interesar