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El arquitecto sin título que cambió Vigo

El histórico Hotel Universal recibe a los turistas que desembarcan en Vigo, ahora sin las palmeras, víctimas del picudo rojo.
photo_camera El histórico Hotel Universal recibe a los turistas que desembarcan en Vigo, ahora sin las palmeras, víctimas del picudo rojo.

Jenaro de la Fuente, quizá el proyectista más relevante de la arquitectura viguesa, poseía en realidad título de maestro de obras, hecho que le llevó a ser demandado en varias ocasiones por la Sociedad de Arquitectos de Galicia.

El 13 de abril de 1874 el proyectista vallisoletano Jenaro de la Fuente Domínguez, que contaba apenas 22 años, llega a Vigo tras haber sido destinado a la Comandancia de Ingenieros. El lugar que pisa es un núcleo de 12.000 habitantes que comprende, además del Casco Vello, los barrios del Salgueiral, Falperra, Berbés y Arenal, y donde aún persisten restos de las murallas. Será esta la ciudad en la que Jenaro de la Fuente desarrolle la mayor parte de su carrera profesional, estableciendo, por ejemplo, en 1892 su estudio en la Calle Marqués de Valladares con esquina a Velázquez Moreno. También donde pase el resto de sus días. El 19 de mayo de 1886 Jenaro de la Fuente contrae matrimonio con Isolina Álvarez Moyano, con la que tiene cuatro hijos: Jenaro, Isolina, Vicenta y José.
Titulado en Madrid en el año 1871 como maestro de obras, la ley permitía únicamente a Jenaro de la Fuente Domínguez trabajar en proyectos de carácter privado, pero no en obras oficiales o edificios públicos aunque fueran de propiedad particular, como podían ser los dedicados al culto, beneficencia, espectáculos, mercados, etcétera. A pesar de ello en 1894 el vallisoletano recala en la Dirección Facultativa de las Obras Municipales de Vigo. La Sociedad de Arquitectos de Galicia demanda al proyectista ante el Ministerio de la Gobernación, acusándole de excederse en sus legítimas funciones, fallando en 1908 el Tribunal Supremo en contra de Jenaro de la Fuente. Una nueva demanda, presentada en 1911, tendrá sin embargo un fallo favorable al vallisoletano, ya que sus trabajos tenían el visto bueno del Gobernador Civil.La corporación municipal, por su parte, apoya al técnico, que sigue ocupando su puesto y realizando obra pública hasta su muerte en 1922.

SOÑANDO UN PARÍS EN VIGO
Y es que el proyectista concentra en sus años de actividad la gran mayoría de proyectos particulares realizados en la ciudad, a expensas de arquitectos como Manuel Felipe Quintana, Benito Gómez Román o más tarde José Franco Montes o Jacobo Esténs, con una actividad profesional muy reducida. Son unas décadas, en la transición entre el siglo XIX y el siglo XX en que la ciudad disfruta de un inmejorable momento arquitectónico, económico, social y cultural, gestándose el Vigo metropolitano. Los nuevos propietarios exigen que el exterior del edificio refleje su potencial económico y social, generándose una sinergia creativa que concibe la ciudad como una obra de arte. Siguiendo el estudio de Jaime Garrido sobre Jenaro de la Fuente Domínguez, sólo en Vigo se conservan 79 inmuebles en que su autoría está documentada, realizados entre 1878 y 1920. 
Los trabajos de Jenaro de la Fuente Domínguez reciben influencias en un primer momento del eclecticismo sobrio desarrollado en ese momento por Domingo Rodríguez Sesmero y su hijo Alejandro. Sus edificios presentan similar composición de fachada: el almohadillado y juntas rehundidas en la sillería de la planta baja, la diferenciación en el diseño de los vanos en cada planta, motivos decorativos como entrelazados vegetales, guirnaldas y, rematando la fachada, un pretil decorado con jarrones. Con el paso del tiempo los proyectos adquieren una mayor complejidad decorativa, mediante el empleo del lenguaje neoclásico y la permeabilidad a influencias foráneas, especialmente de la arquitectura francesa y poco a poco del modernismo.
Entre los inmuebles más destacados de Jenaro de la Fuente Domínguez podemos encontrar las casas para Manuel Bárcena Franco (1879), en el cruce entre Policarpo Sanz y Velázquez Moreno y que en el momento de su construcción fue el más moderno y lujoso edificio de Vigo. El Hotel Universal (1888), promovido por Benito Gómez González, padre de los célebres arquitectos Benito y Manuel Gómez Román. También el edificio Bonín (1909), entre las calles Areal y Oporto, realizado por encargo del indiano Manuel Rodríguez. En Porta del Sol, el edificio Pardo Labarta (1911), donde podemos apreciar la fuerza del repertorio modernista. Lejos de Vigo destaca la reforma del Pazo de Lourizán (1909), en Pontevedra, propiedad de Eugenio Montero Ríos. Jenaro de la Fuente vistió de urbe lo que era apenas un villorrio. Parece que finalmente su ciudad adoptiva lo ha absuelto. n

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