Cartas al director

ALEGRÍA, ALEGRÍA, ALEGRÍA

 Saint-Exupéry decía: “No se puede vivir de frigoríficos, de balances, de políticas; no se puede. No se puede vivir sin poesía, sin color, sin amor. Trabajando únicamente por el logro de bienes materiales, estamos construyendo nuestra propia prisión”.
Amig@, los días uno y dos de noviembre son idóneos para recordar que no se puede vivir de frigoríficos, de balances, de rock, de Halloween, de Samaín. Cliff Richard decía: “A pesar de que me apasiona la música, el rock no me ofrece eternidad; Jesús sí que me lo ofrece”. Jesús nos asegura, amig@,  que el cielo es nuestra meta. 
Los días uno y dos de noviembre son idóneos para vivir con poesía, con color y  con amor. Con poesía, nuestros difuntos nos recuerdan que “Animados, sigamos sus huellas/,  nuestro barro será transformado / hasta verse con Cristo elevado / junto a Dios en su cielo de estrellas”. Con  color, las rosas nos evocan  cariño; los crisantemos, concordia; los lirios, luz; los claveles, pureza. Con amor, nosotros cantamos: “Acolle, Señor, estas vidas nos teus brazos abertos de Pai, non as deixes perder no camiño, dallle acougo e ledicia na paz”.
Los días uno y dos de noviembre son días propicios para salir de nuestra propia prisión. Son días oportunos para preguntarnos si el dinero nos esclaviza, si el poder nos aísla, si el aparentar nos ofusca, si la política torticera nos tuerce el camino. Son días oportunos para, con el poeta, expresar: “Mira sin Dios al mundo: flor sin colores, pozo sin agua, vela sin viento, horno sin llama. Mira con Dios al mundo: río con rumbo, barco con puerto, tren con destino, ave con cielo…”
Nuestra cantante Luz Casal acaba de expresar: “La belleza que provocan los pequeños gestos humanitarios regeneran el mundo, y el amor lo salva”. La rosa, la lágrima y la oración que depositemos estos días por nuestros difuntos son pequeños gestos que regeneran el mundo. Pero no olvidemos que la rosa se marchita y la lágrima se seca; la oración, en cambio,  sube hasta Dios, y este buen Dios la recoge y nos acoge. 
Buen mes el de noviembre, amig@, para recordar con José Luis Martín Descalzo que “morir solo es morir; morir se acaba. Morir es una hoguera fugitiva; es cruzar una puerta a la deriva, y encontrar lo que tanto se buscaba”. Es noviembre un mes de esperanza, de alegría, de aleluya.