Cartas al director

abusos políticos

n n n En septiembre de 2017 se publicó, desde el Gobierno de España, la petición de un crédito de 10 mil millones de euros para pagar las pensiones. ¿Estarán los políticos gobernantes, culpando a los pensionistas de la gran deuda que tiene el Estado español? ¡Hay que tener la cara más ancha y dura que la fachada del Parlamento, para hacer una acusación tan despótica e insultante! Los pensionistas de hoy, trabajadores de ayer (seguimos pagando impuestos) hemos levantado España sin enriquecernos. 
Y ahora, para más burla a tanto sufrimiento por los abusos políticos, tenemos que soportar humillaciones e infamias, como si fuésemos culpables de las tropelías que cometieron aquellos que solo entienden la política como un medio de vida para su buen vivir. Los gobernantes tienen que ser muy cínicos para despilfarrar, malversar, subvencionar y “chupar” tanto de las arcas del Estado y (comunismo para burros) penalizar el esfuerzo y la buena fe de los que más sudor hemos derramado. Como todos presumen de honestos, humildes y transparentes, entonces –yo pregunto–, ¿han pedido crédito, alguna vez, para cobrar sus sueldos y subvenciones? (…) no, no es necesario; para sus sueldos y subvenciones tienen nuestros impuestos. Ellos nunca asumirán que son el “germen patógeno” de la gran deuda. “Señores manipuladores” (a los que gobiernan y a los que quieren gobernar) cuando hagan la media de lo que cobran los pensionistas (los valles no se elevan sobre las montañas) no junten las jubilaciones de políticos y altos cargos de la Administración con otras de 500 euros, porque puede parecer que todos cobran más de “30.000 al año”, y eso es muy falso. La media que ustedes venden (cálculo global adulterante) “abriga muy bien a muchas piernas, pero deja muchas más piernas a la intemperie”. Atribuir la deuda del Estado; a pensiones de 500 o 1.000 euros, “al estado de bienestar”, y a los salarios de los trabajadores, es una falacia política (fraude institucional) para recortar derechos sociales adquiridos con el trabajo. 
La deuda del Estado, cosecha ruinosa de las políticas de – p p-s o e – tanto monta, se cultivó en los campos de corrupción ambidiestra. C/política, c/sindical, c/financiera, c/bancaria, c/legislativa, c/urbanística, administrativa, sanitaria, educativa, energética, alimentaria, judicial, etc. Tantos “bosques de corrupción”, malean la concordia y atacan las expectativas de igualdad. Debería caerles la cara de vergüenza a esos que se están enriqueciendo con trampas, a costa del erario, sabiendo que sus efectos siguen precarizando los salarios de los trabajadores y la economía de los pensionistas. La política –“fuente de insensatez”– es incompatible con la conciencia de reparto equitativo, con la razón y con la justicia.