Opinión

A miña tristura

La rúa de Rosalía de Castro es una peculiar calle nacida y desarrollada durante años y con constantes sobresaltos. Nace en la bifurcación de la rúa Pontevedra y el tramo final de la rúa Marqués de Valladares. Sin embargo, en la práctica es una prolongación de esta última. En su primera sección es, para el tráfico, de doble sentido y de uno hasta llegar a la bajada a la rúa Inés Pérez de Ceta hacia el Areal. Segundo tramo se convierte en doble sentido hasta que topa con la rotonda de la famosa poetisa gallega que dio nombre a todo el conjunto. Ocurre un cambio al anchearse y entrar por fin en las recientes humanizaciones al toparse con la rúa Oporto y la primer rotonda reformada con un olivo como signo de la ciudad. 
El siguiente sector sufre una especie de metamorfosis y nace una medianera que separa los dos carriles que a su vez se convierte en una sola vía en ambas direcciones. ¿Debería llamarse de ahora en adelante como rúa o como avenida? Buena pregunta porque el siguiente tramo es mas de los mismo. Por cierto, los coches deben estacionar en batería en estas nuevas secciones. ¿Pero que más hay de peculiar? Hace años que la rúa/avenida tuvo que esperar para poder enlazar con la avenida García Barbón por varias razones que datan desde los años 70. ¡Por fin se pudieron comenzar las obras pero con un tropezón serio! El proyecto incluía un nuevo parking que por razones de urbanismo no se pudo realizar. Señores/as lectores los parkings de la zona acaban con el original entre el sector del centro de salud y la rúa Oporto y uno pequeño que ahora dispone la estación de ferrocarril de Guixar. ¿Qué ocurrirá cuando se construya la sede de la Tesorería Provincial de la Seguridad Social en el solar de la antigua Metalúrgica en la calle García Barbón con el aumento de automovilistas es una incógnita? No hay plan. Pero volvamos a la rúa/avenida Rosalía de Castro. 
Por fin se acabó el tramo entre la rúa Canceleiro y la rúa Serafín Avendaño pero esta vez la rotonda que se ha instalado sobrepasa todas las expectaciones de otras en toda la ciudad. Como ha comentado nuestro ilustre alcalde se asemeja a Times Square en Nueva York por su espectacular despliegue de luminosos sin olivarnos del increíble ballet de chorros de agua de colores y acrobacias. Una verdadera monada. Desde anuncios de conciertos hasta pronósticos del tiempo, acuarios con peces variopintos hasta videos de fiestas viguesas. Y como era de suponer, el constante recordatorio con fotos y verso de la homenajeada con su nombre, ‘Rosalía de Castro’. Durante el discurso de inauguración el regidor informó a los presentes de que continuaría con las humanizaciones de la zona que incluirán la rúa de Serafín Avendaño que al fin y al cabo forma parte de la nueva y última rotonda. ¿Pero la pregunta clave es quien era Serafín Avendaño? Los que vivimos desde hace años en esta rúa o calle, como quiera llamarse estamos muy enterados. 
Sin más, fue un ilustre pintor gallego nacido en Vigo entre el siglo XIX y el XX pero a los pocos años su familia se trasladó a Madrid donde estudio arte. Su trayectoria lo llevo a varias partes del mundo pero nunca olvido sus raíces pintando temas gallegas recordadas de su infancia. Una de sus acuarelas que recibió un premio, fue ‘A miña tristura’. La incógnita es si los diseñadores de la informática de la calesita sabían quién era. Su nombre no aparece por ningún lado.

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