Opinión

70 años de vigo

El Consorcio Zona Franca Vigo cumple 70 años desde su creación por el Estado, en los lejanos y oscuros años cuarenta, en plena postguerra y como telón de fondo un país destrozado y atrasado. La historia dice que durante algún tiempo la ciudad apenas notó su existencia, hasta la llegada de Citroen, que lo cambiaría todo en la Muy Leal para mejor. Luego, durante otros años, el consorcio vigués siguió una existencia casi anónima, dedicado a acumular millones producto de sus depósitos francos y sobre todo del impuesto de sociedades recaudado directamente en el polígono de Balaídos. La entrada de España en la UE supuso un cambio radical en los propósitos de Zona Franca, que pasó de ser una especie de organismo aduanero a una agencia de desarrollo comarcal. Todo ello es bien conocido: el mayor programa local de transformación urbanística se puso en marcha en ese tiempo, cuando se construyeron los túneles de la franja marítima, parques y edificios. Esa etapa finalizó con el inicio del siglo XXI y un nuevo cambio de orientación. A partir de 2004 el Gobierno obligó a Zona Franca a justificar sus inversiones y exigir que tuvieran reversión económica. Es el momento en que nos encontramos actualmente: el consorcio construye polígonos y parques empresariales con la idea de que se implanten compañías, recuperando el gasto realizado. El pasado año, Zona Franca cerró su balance con 14 millones de euros de beneficio, que podrá destinarse a nuevas actuaciones a lo largo de 2018 siempre que el ente disponga de posibilidades para hacerlo, ya que no cuenta con capacidad urbanística ni expropiatoria y por tanto depende de otros organismos para poner en marcha sus proyectos. Ahora con la Xunta para el Parque Comercial y la ampliación del Polígono de Balaídos. Y del Concello para la recuperación y transformación de la Panificadora. Continuará...

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