Cartas al director

Estado laico, aconfesional simulado

 Visito un país, una democracia, un sistema político denominado (ya de por sí rechina) “monarquía parlamentaria”... (¿en qué consistirá?, chocando tal definición en el siglo actual con cualquier principio lógico). Visito un lugar en cual una constitución recoge una serie de principios entre los cuales se encuentra que este país se configura como un estado laico, en el que ninguna religión tendrá carácter estatal, un estado aconfesional.
Pues bien, me encuentro, estos días señalados como festivos de Semana santa (ya el nombre nos remite a épocas pasadas), con autoridades, políticos, ejerciendo su cargo, asistiendo a “espectáculos”, procesiones, y demás ritos religiosos, remarcando y queriendo significar el carácter estatal de dicha confesión, me refiero a la religión católica. Respetando la creencias y credos de cada individuo, como no podía ser menos, choca, que una cargo político, unos cargos por nosotros, los ciudadanos de toda índole (ateos, agnósticos, etc, incluidos), fuesen elegidos, no precisamente para asistir en condición de autoridad política a actos religiosos, y espectáculos de esta índole, sino más bien a cumplir con sus obligaciones y su trabajo, pues conviene recordarles, que en este país, remarco, su constitución, establece un estado aconfesional, un estado laico.
Sumémosle a esto ciertas autoridades, las denominadas autoridades militares, participando estas en manifestaciones religiosas, concretamente de la iglesia católica, en multitud y diversas ciudades y pueblos. Una vez más, recuerda por no decir, nos lleva, nos traslada, a una época anterior, que estuvo presente desgraciadamente en este país, por la fuerza, por la violencia, durante 40 años y que se denominaba dictadura.
Sumémosle a lo anterior, situaciones tan paradójicas como encontrar organismos oficiales con bandera a media asta, y tras preguntar y repreguntar, me encuentro con que se debe a una decisión salomónica de una ministra de Defensa, alegando que se debe a hechos religiosos, (y ya no entro en base a la muerte de quien para no herir sensibildades).
Por si fuese poco, medios de comunicación, denominados libres e independientes, que se suman con retransmisiones, con participación en los espectáculos religiosos que se suceden en este país de pandereta, eso sí, algo que se puede justificar en base a audiencias, negocio en definitiva, pero que lateralmente se suma a la anulación de este estado, como aconfesional, como laico.
Definitivamente, con este panorama, me pregunto si este país que visito es un país occidental avanzado, moderno, actual, o bien de uno de esos países que  este mismo Occidente, que se califica a sí mismo como Civilizado, denomina integrista, atrasado, etc.
Definitivamente, a cambiar ruta de viaje, hacia un país que no se encuentre en el Medievo, que no reviva situaciones ya superadas por un mundo civilizado. Cambiar hacia un lugar donde sus folletos turísticos especifiquen que lo laico, lo aconfesional, forma parte de uno de sus principios básicos.