Cartas al director

en busca de los valores perdidos

nnn Después de leer un reportaje dedicado a José Manuel García de la Villa, un reportaje maravilloso  dedicado también a una persona maravillosa, profesional de vocación y gran humanidad.
Al leerlo me recordó muchas cosas, él decía que algunos médicos y sobre todo las instituciones tienden a alinear y a deshumanizar, y que razón tenía.  Además también me recordó con nostalgia a mi médico durante más de cuarenta años, que decía lo mismo más o menos. Por desgracia para todos y sobre todo para mi en este momento, siento mucho que Don Daniel Portela Pérez no esté aquí entre nosotros. El nunca quiso ser de ninguna institución. Como dije era un médico de vocación y además continuamente estaba estudiando sin estancarse. Dedicaba mucho tiempo a sus enfermos, como el decía cada persona es diferente y por lo tanto no se puede tratar a todos los enfermos por igual, de una gran humanidad, que parece que se está perdiendo.
Yo concretamente estoy enferma, a partir de faltar mi médico caí en picado. En noviembre de 2013 me operaron de la vesícula, desde entonces no levanté cabeza. Podía contar muchos detalles pero sería muy largo y por lo tanto iré a lo esencial.
Desde hace cinco meses siento que cada día que pasa, y sobre todo cada noche sin poder dormir de tanto dolor sin poder tomar nada para remediarlo. Lo que paso sólo yo lo se, pero nadie lo entiende, tampoco los propios médicos. Algunas doctoras me han tratado realmente mal en urgencias con poca profesionalidad y falta de humanidad.
Tengo fibromialgia que no puede ser tratada por culpa de mi médico de cabecera que me produjo una gastritis crónica por una negligencia suya. Que me dio unos antiinflamatorios durante un mes cada ocho horas sin protección alguna, y además pertenecía al grupo aines al cual soy alérgica y él lo sabía. Desde entonces tuve grandes reflujos que me vinieron a la boca, y desde entonces tengo en ella una alergia concentrada. No puedo tomar ninguna medicación porque ya todo me hace daño, ni siquiera comer una cosa tan simple como una papilla de niño pequeño. Pero en urgencias dicen que no tengo nada, que es sensación mía y mi médico lo mismo. Últimamente no voy a urgencias, porque me encasillaron y ya no me hacen caso. Dicen que tengo depresión, que vaya al psiquiatra. Muy fácil para ellos porque no lo padecen. Por lo tanto estoy pasándolo como puedo, con gran dolor día y noche, tirada como una muñeca de trapo sin poder casi ni respirar, ni dormir una sola noche. Créame, una tortura difícil de pasar, así es como me siento cada día y cada noche desde hace cinco meses. Sin poder hacer mi vida normal como me gustaría. Desde entonces, perdí dieciocho kilos, muchos en poco tiempo.
Un doctor concretamente el de la Unidad del dolor, me dijo duramente y sin ninguna humanidad "usted no tiene arreglo", como si yo fuese una batidora que se lleva a arreglar y hay que tirarla. ¿Les parece bien que un médico hable así?, a mí me parece denigrante. Por si se siente aludido al leer mi nombre, le diré sr. doctor, usted no sabe lo que es el dolor, pero no se preocupe a todos nos llega el día  y cuando le toque el suyo sabrá lo que cuesta un peine. También va esto por las doctoras que me trataron mal. Por eso digo lo de los valores perdidos, fundamentales para el ser humano. ¿En que mundo vivimos? Ahora todo vale. Yo creo que la mejor herencia que podemos dejar en este mundo es el haber sido una buena persona, es lo único que vale para mí, y que las personas que te han querido lo crean así.
Si eso sigue degenerando, ¿qué les dejaremos a los niños de hoy, personas del futuro? Es nuestra responsabilidad dejarle un mundo mejor, se lo merecen y tienen derecho. Hay que enseñarles los valores importantes de la vida, y que sean unas personas dignas el día de mañana.
Pido más humanidad para todos los enfermos, sobre todo para los mayores, que parece que ya estorban. Es una pena. A mayores llegarán si tienen suerte. Y pido que se recuerde como un ejemplo a doctores como José Manuel García de la Villa y Daniel Portela Pérez. Médicos de verdadera vocación, profesionales y de gran humanidad. Creo que no es mucho pedir para una Sanidad mejor y más humana.