Cartas al director

Por una "democracia plena"

Algunos titulares te llaman poderosamente la atención: “La baja calidad de la democracia española: la pervivencia de la cultura franquista”, sobre todo si lo que dicen está relacionado con aquello que tú estás pensando. Está claro que el dictador murió, pero la cultura franquista continúa viva en España y, en parte, ayuda el hecho de que algunos partidos no son contundentes a la hora de condenar el franquismo.
Un buen ejemplo de ello es la irrupción de Vox y, a mi modo de ver, potenciado por el PP, que son capaces de pactar con ellos en Andalucía.
Si a ello unimos, como dice Vicenç Navarro, el que el debate político raramente se plantea en términos democráticos, ya que el insulto, la grosería y la mala educación forman parte de él, es obvio que la calidad de la democracia española deja mucho que desear.
Por otro lado, si esto se traslada a muchas de las tertulias que podemos ver en televisión, es lógico que la opinión pública española no esté satisfecha con el actual sistema democrático y, por tanto, vemos que cada vez un grupo mayor de electores cambia su voto en espera de soluciones inmediatas que algunos partidos pregonan con su populismo y que los actuales grupos políticos mayoritarios en su conjunto son incapaces de explicar e implementar.
Si a todo ello unimos el que los partidos políticos son incapaces de ponerse de acuerdo para proveer a la población española de un cierto grado de bienestar y no resuelven de una vez por todas los problemas de la corrupción, algo deberemos hacer nosotros, los votantes.
Creo sinceramente que estamos obligados a mejorar la calidad democrática con nuestras armas que son nuestros votos y votando a aquellos que realmente ofrezcan en sus programas soluciones reales. Eso sí, tenemos que leerlos.
Los partidarios de la democracia no podemos permitir a los que juegan con los números que nos equivoquen o lo pretendan, sin más razones que su propio interés.
Hagámosles entender que estamos decididos a luchar por una “Democracia plena” y la defenderemos con todas las opciones que nos permita el estado de derecho, sin tener en cuenta lo que nos dicten los números.
La concordia debe primar entre nosotros y es más necesaria ahora que la sociedad está dividida de manera conflictiva. 
No les dejemos que nos trasmitan la sensación de que nuestros problemas democráticos dependen de ellos. 
Depende de nosotros, porque les votamos. Las siglas no bastan.