Cartas al director

la cruda realidad

 Hace unos días el portavoz de Sanidad del PP en el Senado en una entrevista dijo: “Mientras nosotros comemos bien, en EEUU están investigando, lo digo de verdad, con esa dureza”.
Nadie puede privarnos de nuestra libertad para pensar como queramos, pero no es menos cierto que tenemos la obligación de que nuestras opiniones y nuestras palabras se correspondan con la realidad. 
Déjense de “palabrería grandilocuente” y hagan su trabajo apoyando iniciativas que redunden en hacer lo posible por que, tal como dijo Barbacid en julio del año pasado: “Si el próximo gobierno no triplica la inversión en investigación España no levantará cabeza en los próximos años. Esto es lo que espero que los políticos entiendan, pues es realmente fácil de entender”.
Usted señor senador forma parte del nuevo gobierno y debería saber que la cruda realidad nos dice que la inversión en I+D+i ha ido descendiendo desde el año 2008 en que alcanzó su máximo histórico. 
Es más, tal como se recoge en el informe Cotec, la falta de inversión en I+D convierte a España en una excepción europea ya que mientras que en la UE se invierte hoy un 25% más en I+D que antes del inicio de la crisis, en España se reduce un 10%, lo que nos sitúa en el puesto 18 con valores similares a los países del sur de Europa. El número de investigadores que pueden mantenerse con este nivel de inversión nos lleva a la cola de la UE y, tal como dicen prestigiosos expertos, si la tendencia no cambia de forma urgente no parece que España pueda desempeñar un papel relevante ante las oportunidades y desafíos que prometen transformar aún más la sociedad que hoy conocemos.
Es obvio que el desarrollo de un país depende de la apuesta que hagan sus poderes públicos por la investigación y desarrollo, por lo tanto creo que las personas con cargos públicos deberían luchar, cada uno desde sus responsabilidades, para conseguir, como mínimo, que se recuperen los niveles de inversión de 2008. 
Denis Waitley decía: “Hay dos opciones principales en la vida: aceptar las condiciones existentes o aceptar la responsabilidad de cambiarlas. “Cada vez son más los investigadores que están haciendo lo posible por cambiarlas y a pesar de la precariedad siguen perseverando, y en muchos casos “fugándose” a otros países con más recursos.