Cartas al director

Democracia, no tan fácil

 He leído, y lo comparto íntegramente que “la democracia, como sistema político moderno, es una forma de vivir en sociedad, que solo es viable si se fundamenta en un conjunto de valores como la libertad, la igualdad, la justicia, el respeto, la tolerancia, el pluralismo y la participación. La tolerancia es un valor esencial en una sociedad democrática porque nos permite vivir y coexistir con la pluralidad de manera respetuosa y armoniosa”.
Y me pregunto, ¿realmente nuestra sociedad se caracteriza por el respeto a la libertad, la justicia, la igualdad, la tolerancia y el pluralismo? 
Si analizamos la actual situación que vivimos en España, parece que algo no cuadra. Basta con fijarnos en las noticias que nos llegan de Cataluña, las relativas a los problemas de corrupción, los datos sobre desigualdad, etc., y hemos de reconocer que nuestra democracia está, por así decirlo, algo tocada.
Los partidos no han estado, salvo momentos concretos, a la altura de lo que realmente precisa una democracia madura en la que no tienen cabida las situaciones de desigualdad, que afectan siempre a los más débiles.
Las decisiones políticas, en general, han favorecido claramente los intereses de partido y han olvidado tanto el bien común como el interés general, bases de la convivencia y del progreso. El estado del bienestar ha ido desapareciendo en favor del dinero y el poder. Se están olvidando las personas y los valores propios de la democracia (igualdad, justicia, solidaridad etc.).
Yo no tengo dudas de que los partidos que componen el espectro político de España son democráticos pero han de demostrarlo y, por tanto, han de asumir que esta situación ya no se puede dilatar más en el tiempo. Ineludiblemente tendrán que poner en marcha una gran regeneración y, para ello, precisan de una hoja de ruta común en la que las personas sean lo primero y propugnen, entre otras, medidas en favor del empleo, las pensiones, la cohesión social, y la redefinición del modelo de Estado. 
Nosotros, los ciudadanos, tenemos que presionarles para que muestren una total transparencia y asuman sus responsabilidades. 
No pretendo dar una lección pero estoy convencido de que debemos cambiar la realidad actual. Nada es fácil, pero si comenzamos reconociendo que nuestra democracia está tocada y precisa de un esfuerzo conjunto para su regeneración, algo habremos avanzado. Para cambiar el modelo actual, hay que perder el miedo a hacerlo.