Cartas al director

EL SUFRIMIENTO Y LA VISIÓN DE LA REALIDAD

Hay aspectos de la realidad que únicamente se perciben si hay un cambio de actitud en los ojos que la miran. En esta línea epistemológica está el refrán de la sabiduría cuando dice que “hay cosas que sólo se ven tras haber llorado”. El sufrimiento proporciona así una actitud y un rasgo en la mirada que propicia el descubrimiento de aspectos de la realidad que de otra manera quedarían ocultos.
Son muchos los que sostienen que no ha habido un reconocimiento del sufrimiento de los perdedores de la guerra civil. Esa es una de las deficiencias de nuestra democracia que no ha encontrado los caminos para una auténtica reconciliación. Cada día surgen nuevos testimonio de sufrientes no reconocidos. Un grupo importante de marginados de este reconocimiento es el de las mujeres de aquellos que sufrieron prisión o vivieron en la clandestinidad. Este aspecto lo relataba Manolo Peña Rey en el homenaje que lo ofrecieron los “Amigos de la República”. Nos recordaba que el homenaje debía comprender a su mujer, Marisa, que le había acompañado en su vida de trabajo por la libertad democrática. Salía a reuniones en diversos puntos de España y del extranjero y Marisa quedaba a la espera, con la duda de que era posible que el servicio de información militar o la política social lo apresare.
El sufrimiento es un educador de la vista: nos ayuda a fijar los ojos en el dolor de esta sociedad y así nos descubre lo que habitualmente no se ve. La democracia, para ganar su estabilidad, ha de tener la fuerza para contemplar  aquellos “rincones oscuros” de los que hablaba Brecht y a los que no somos nada inclinados los seres humanos, menos, desgraciadamente, los hombres y mujeres encargados de administrar el poder.