Cartas al director

Responsabilidad social

n  n  n Desde una perspectiva de pedagogía política es importante significar el papel que desempeña la imagen que debemos impulsar de la sociedad. Hay actores muy activos interesados en presentárnosla como corrupta y mal oliente, de alcantarilla. Nada de eso; nuestra sociedad ha sufrido grandes claudicaciones pero ha encontrado en sí misma recursos para elaborar un proyecto humanístico, ético y progresista. Las visiones parciales  hacen difícil un desarrollo ecuánime de un proyecto social integrador. No puede haber sociedad si no es algo importante para sus integrantes, y para sí misma; que no se represente como “algo” –lo que es consecuencia, parte y dimensión de su necesidad de ponerse frente a los ciudadanos como “algo”. Para sí misma, la sociedad no es nunca una colección de ciudadanos que viven en tal territorio, hablan tal lengua o practican “exteriormente” tales costumbres. Al contrario, estos individuos “pertenecen” a esta sociedad porque participan de sus significaciones imaginarias sociales, de sus “normas”, “valores”, “mitos”, “representaciones”, “proyectos”, “tradiciones” y porque comparten la voluntad de ser de esta sociedad y hacerla ser continuamente. Todo ello forma parte de la institución de la sociedad de la que se trate en cada caso. Los individuos son sus únicos portadores “reales” tal como han sido modelados a través de la educación, formal e informal, y por las diversas instituciones.
Esto equivale a decir que todo ciudadano ha de ser activo, en la sociedad. Es ésta una condición vital de la existencia del individuo. Se trata  también de una condición de la misma sociedad. El “hundimiento” de una sociedad no puede estar originada por la existencia de disfunciones de particulares inadaptados. La resonancia negativa no es razón suficiente para ese hundimiento de la sociedad
El individuo ha de asumir la responsabilidad de activar su potencia social frente a la posiciones absolutistas que le tratan de eliminar como ciudadano y hacerle cargar con la responsabilidad de los “otros” aunque sean muy importantes. Nadie es suficientemente importante como para hacer correr algún peligro a la sociedad. Insistir en la profundización de la sociedad de la desigualdad y del enfrentamiento es arrojar por el precipicio de la historia largos años de lucha y de compromiso. La sociedad es la resultante del activo de todos los ciudadanos, lejanos de la abstención.