Cartas al director

los temas importantes

Los medios de comunicación ejercen una función entre otras muchas: orientar y dirigir la opinión pública. Para ello establecen una agenda de temas acerca de lo que hay que opinar. Se ha conseguido en gran manera crear la mentalidad de que sólo tiene importancia aquello que está en la prensa o en la pantalla. A veces, si se traspasan las apariencias, nos encontramos con otros temas u otro tratamiento de los temas más importantes para los ciudadanos.
El concepto de importancia o valoración de la información es difícilmente objetivable, si no se tiene en cuenta algunas cautelas. De hecho, puede haber múltiples criterios para juzgar cuando un medio le da importancia a una información: duración o espacio ocupado, lugar y forma de presentación, multiplicación de las fuentes o, al contrario, monofocalización de puntos de vista, criterios de institucionalidad o de relevancia sociopolítica externos a la información.
El poder de los medios conforma así una lógica coherente con su estructura y que explicaría, en cierta medida, fenómenos como la fama. La cultura del individualismo lleva a motivar a los individuos a desear ser reconocidos.
Los medios en teoría están abiertos a todo el mundo, pero sólo “los que lo merecen”, desde el punto de vista del orden mediático, consiguen el reconocimiento. El poder es el que establece el orden del reconocimiento. A quienes lo logran lo premian con el reconocimiento del derecho a la fama.
La democracia tiene más héroes, más ciudadanos emprendedores, dispuestos a sacrificarse por el bien común que cualquier otro régimen. Pero exige rigor y generosidad a la hora de imprimir significado a las personas y a sus preocupaciones. Los pensadores del igualitarismo afirman que en una comunidad democrática los ciudadanos tienen derecho a un reconocimiento igualitario. La justicia social descansa en la demanda de que todos los hombres y todas las mujeres tengan derecho a su reconocimiento.