Cartas al director

el papel de las minorías

 La mayor parte de los observadores de los comportamientos sociales sólo se fijan en el papel de las “minorías” y su significado social cuando son capaces de competir con las organizaciones mayoritarias. Para poder valorar la cohesión social y las posibilidades de encontrar ejes eficientes y superar los vacíos y conseguir un desarrollo eficaz, es necesario buscar el desarrollo de los hechos desde un principio.
Sin duda el llamado “problema catalán” no es de ahora. Cambó, uno de los políticos catalanes más lúcidos, se ha atrevido a decir que “desde 1898 a 1923 el problema catalán fue (…) el verdadero centro en torno al cual giró toda la política española (…) Y todos los acontecimiento de alguna importancia fueron provocados o influidos por el problema catalán”. Esa apreciación es extensible, con las matizaciones propias, hasta nuestros días. Lo propio de los momentos actuales es que el problema catalán se está convirtiendo, no solo en el problema de España, sino que por diversas razones afecta a Europa.
El expresidente de la Generalitat Maragall y las fuerzas catalanistas de aquel momento, promovieron un Estatuto pensando más en la Europa de los Pueblos que en la Europa de los Estados. Desde el medioevo hasta la configuración del Estado moderno han pasado muchas cosas, que es necesario revisar, sin duda, pero de las que no es conveniente prescindir para disfrutar de una visión más completa.
 Dicho Estatuto fue aparcado, no siempre de forma convincente y de manera un tanto displicente. No se atendió el momento en el que había voluntad de consenso. Las reivindicaciones siguieron latentes esperando que pudieran estar presentes con energía. Se hizo una espera activa. Se trabajó en la tesis del victimismo y en la idea de pueblo oprimido. Los intelectuales catalanes siguieron estudiando la manera de recibir un trato diferenciado y preferente del resto de España. Alimentaron la conciencia de pueblo sin Estado y se dotaron de organizaciones de base con gran poder de movilización. Hoy las reivindicaciones han cambiado cuantitativa y cualitativamente. Se trabaja para construir una república. Mientras, el Estado español está petrificado intentando resolver los problemas de la crisis económica mundial, amparado en leyes que han perdido actualidad. A las reivindicaciones catalanas hay que buscarles cauces adecuados en el marco de la mesura y de la sensibilidad generosa y adecuada. No siempre las leyes avanzan con las necesidades de los pueblos.