Cartas al director

el arte de compartir

n n n Conforme se va desarrollando nuestro siglo hay dos procesos que tendrán un gran impacto en el futuro bienestar de la humanidad. Uno de ellos es el ascenso del capitalismo global; el otro es la creación de comunidades sostenibles basadas en la práctica del diseño ecológico.
La finalidad que persigue el capitalismo global, consiste en potenciar al máximo la riqueza y el poder de sus élites. Se han subido sus sueldos de forma abusiva. La finalidad del ecodiseño es potenciar al máximo la sostenibilidad del tejido de la vida. Estos dos escenarios se encuentran en la actualidad enfrentados. Unas sofisticadas tecnologías de la información y la comunicación permiten al capital financiero moverse rápidamente por todo el globo en incesante búsqueda de oportunidades de inversión. El sistema se basa en modelos informatizados que gestionan la enorme complejidad producida por una rápida desregulación y una mareante variedad de nuevos instrumento financieros. Lo que en realidad tenemos es un casino global manejado electrónicamente. Los que juegan en este casino no son oscuros especuladores, sino importantes bancos de inversión, fondos de pensiones, empresas multinacionales, fondos buitre organizados precisamente con finalidad de manipulación. La globalización económica ha excluido sistemáticamente de los negocios todas las dimensiones éticas.
Esa realidad innegable no se afronta ni ignorándola ni con populismos. El mundo es demasiado complejo para resolverlo con soluciones simples. El nuevo capitalismo global ha tenido como resultado una desigualdad y una exclusión sociales creciente, una crisis de la democracia, una pobreza y alienación generalizados. Mediante la práctica de una biotecnología mal concebida ha invadido el santuario de la vida, intentando convertir la diversidad en monocultura, y la vida misma en mercancía.
Es necesario un nuevo diseño de la convivencia dinamizado y fortalecido por el arte de compartir las ilusiones, la riqueza, el ansia de transformar la realidad. Con la crisis han brotado innumerables iniciativas orientadas a esa transformación. El capitalismo internacional es consciente de la necesidad de un nuevo proyecto de la sociedad para poder subsistir. El desarrollo de un humanismo integral e integrador puede servir de catalizador de las diversas aspiraciones.