Cartas al director

La verdad de la comunicación

Parafraseando a Jean Renoir, hijo de uno de los más importantes pintores del impresionismo y de la historia, me gustaría decir: “El problema es que la televisión amalgame y convierta en papilla informe la realidad, la ficción, lo fundamental, lo secundario, el divertimento y la reflexión.” Esta afirmación se debe a la capacidad de la “caja tonta” para socavar la moral de las personas y hacer que estas tengan un pensamiento completamente insustancial. 
No sentimos igual las noticias si nos las cuenta un familiar o un amigo que si nos las cuenta alguien desconocido y a través de una pantalla, por eso, necesitamos sentir empatía con las personas que nos transmiten la información, así, interpretamos los acontecimientos desde otra perspectiva.
La transparencia es fundamental en cualquier tipo de comunicación oral o escrita, por lo tanto las personas que nos informan deberían de ser las primeras en mostrarse disponibles hacia los acontecimientos de la gente de la calle y no hacer importantes solamente los problemas de despacho y de altos mandatarios
En resumen, los medios de comunicación deben de cumplir la función de informar objetivamente pero sin perder un ápice de cercanía, que es lo que caracteriza a la comunicación oral. Aparte de eso deben mostrarse transparentes y disponibles para cualquier persona y así aprenderíamos a darle más trascendencia a cada uno de los hechos que nuestro cerebro selecciona y almacena en la memoria.