Cartas al director

Se mata, se criminaliza

Desde luego, parece mucho el desprecio que se puede llegar a sentir hacia la condición humana; sobre todo si es gente de cierta raza o de una baja condición social. Tiene como su más claro exponente los varios casos que están sucediendo en los EEUU teniendo quizá como episodio más sangrante el del agente Slager que el pasado abril le descerrajó 8 tiros por la espalda a un afroamericano cuyo delito había sido conducir su camioneta con un faro roto. Tras el asesinato y consiguientes mentiras del agente para diluir su responsabilidad, florece la verdad a través de un vídeo que muestra la secuencia de los hechos. Un asesinato en toda regla del que está próximo a ser juzgado.
El incidente de dicha "ejecución" no es una excepción sino que viene precedida por los casos donde ciertas personas mueren en situaciones confusas a manos de la policía (casos de Ferguson, Nueva York, Los Ángeles, Pasco y otros). En el caso de Slager, el agente mintió para culpar a la víctima. Sin embargo, conocida la verdad, cabe preguntarse ahora cuántos más son similares a esa muerte. En España hay ejemplos de la brutalidad policial, empezando por la Guardia Civil, fomentados muchas veces por los más bajos prejuicios denunciados desde el propio cuerpo.
 El intento de alcanzar un futuro mejor por muchos inmigrantes se ha saldado con frecuencia ante las vallas de Ceuta y Melilla con el asesinato de inmigrantes; asesinatos que se repitieron. También recordar los casos de Barcelona a manos de los Mossos. Quizá porque todo hay que verlo con cierta perspectiva, estamos sin duda ante unas prácticas que simbolizan la criminalización que sufre el ciudadano más pobre y en ocasiones la propia sociedad a la que esos agentes se deben. Estamos quizá ante un aparato policial que alejándose de su propio cometido empieza a volver últimamente sus acciones contra los ciudadanos.