La aporofobia es un hecho que se produce como resultado del temor y el odio que la sociedad proyecta contra las poblaciones en estado de pobreza, quizá por una deformación de esta realidad. Y que, con un carácter general exige una atención especial de los servicios sociales, policiales o del III sector y una mejora de los protocolos.
Desde hace años se viene planteando el grave problema de la aporofobia y cada año se recogen nuevos casos en nuestro pais. Las raíces de este rechazo atávico hacia la presencia de las personas sin hogar se encuentra desde antiguo como elemento perturbador en las relaciones entre las personas. No es que proponga como explicación la aporofobia.
La aporofobia existe. De hecho está siendo estudiada desde enfoques como la neurociencia -véase: “Aporofobia, el rechazo al pobre”, de Adela Cortina, Edit. Paidós-, y en particular por la psiquiatría.
Esta tendencia aporófoba se puede potenciar a más o a menos, desde la visión de la inclusión social.
Pero no se trata sólo de una responsabilidad individual ya que "la aporofobia -según Adela Cortina- es en primer lugar responsabilidad de las instituciones". El Senado aprobó una moción el mes de julio del año pasado que insta al Gobierno español a la reforma del artículo 22.4ª del Código Penal para incluir la aporofobia como agravante en los delitos de odio.
Estas acciones deben ir de la mano de una sensibilización del mundo educativo, de los medios y la propia sociedad cuando sabemos que de poco sirve cambiar las leyes si no modificamos las actitudes... Hay que fomentar a la par la integración de las personas de diferentes estratos sociales, donde quienes no tienen recursos encuentren servicios con que satisfacer estas carencias.
