Cartas al director

Merecido cese para un desafortunado nombramiento

Dedicado a mi amigo Javier Scotto, por su visión política y acertado criterio.
En cualquier país desarrollado, cuando se trata de efectuar un nombramiento con rango de ministro, los posibles candidatos, normalmente son sometidos a una serie de comprobaciones con el fin de evitar posibles sorpresas posteriores, requisito incumplido por parte del actual Gobierno del PSOE en el caso del ya exministro de Cultura y Deporte, Màxim Huerta, con el consiguiente ridículo y merecidas críticas cosechadas.
No obstante, fueron varios los dirigentes del PSOE que en su momento ya censuraron la elección Huerta para la cartera ministerial citada, considerándolo una temeridad, amparada por una absurda y descarada intención propagandística del nuevo Ejecutivo en franca minoría, cuyo resultado se convirtió en todo un despropósito por sus escasos méritos literarios y desafortunados tuits agrediendo al mundo del deporte.  Si bien, el drástico y motivado cese se produjo por haber sido sancionado con anterioridad por fraude fiscal debido a su intento de colar 310.000 euros de gastos injustificados.
Al parecer y en principio, se contempló la posibilidad de aguantar el tirón tratando de defender el nombramiento del ministro pese a la pérdida de confianza. Las instrucciones eran minimizarlo todo y pasar página, estrategia que intentó prolongarse hasta que entrada la tarde, miembros destacados del PSOE y el Gobierno calificaron las presiones recibidas de "insostenibles", apareciendo el remate de las fatalidades en forma de video de hemeroteca con la publicación por parte de Libertad Digital de las declaraciones de Pedro Sánchez sobre Monedero en el 2015, manifestando que "si yo tengo en mi Ejecutiva Federal una persona con una sociedad interpuesta para pagar la mitad de los impuestos que le toca pagar, esa persona al día siguiente está fuera", grabación letal que resultó definitiva para dejar caer a Màxim.