Cartas al director

Lista de espera en oftalmología

Acabo de leer en la prensa local que en el servicio de oftalmología del Chuvi se realizan una media de 21 operaciones diarias. Si esto es verdad y hace unos meses había en torno a 1.600 pacientes en lista de espera (palabras de Mario González), el razonamiento es muy sencillo:
Desde el pasado 24 de marzo de 2014 estoy en esa truculenta lista de espera quirúrgica para operarme de una catarata. Han pasado, pues, cerca de seis meses; es decir, 180 días. Si le quitamos sábados y domingos, que son días inhábiles para operaciones rutinarias, son 48 días  inhábiles. Es decir, llevo 132 días esperando para que me operen. A razón de 21 operaciones por día, resulta que desde entonces (marzo) se han realizado, aproximadamente 2.772 operaciones. Como suponía, no me cuadran los números pero las matemáticas no mienten.
Bien: ¿Quién es el que más miente aquí? ¿El gerente (¿?), un tal Mario González, alias el invisible, la directora asistencial, alias la ineficacia, el jefe del servicio, Dr. Campos,  o todos a la vez?
¿O es que se me han colado, por la cara de esta tropa, más de 1.000 enchufados?.
¿Dónde están los 90 días de espera máxima que pregonan los gerifaltes (nombrados a dedo) del CHUVI?.
Hay que recordarles a estos chupatintas las normas:
"Derecho a una garantía de demoras máxima de manera que determinadas prestaciones sanitarias financiadas públicamente les sean dispensadas en unos plazos previamente definidos y conocidos".
¿Por qué estos incapaces se saltan (todos los días) todas las normas, habidas y por haber y con todo el mundo, excepto con sus enchufados y los enchufados de quienes los nombraron para  un cargo en el que no dan la talla?.
El pasado 11 de agosto me realizaron las pruebas preoperatarias. Todo estaba correcto, según mi médico de cabecera, el cual me advierte de que esas pruebas tienen una vigencia máxima de dos meses.
Yo no voy a consentir que esas pruebas se repitan porque no son gratis (salen de mi contribución obligatoria, todos los meses, a la Seguridad Social) y supondrían un despilfarro de fondos públicos inadmisible.
Por lo tanto, de momento uno avisa para que nadie se confunda conmigo. Yo no soy un juguete y sé como se las gastan estos tipos. Y también sé perfectamente quien es el responsable de manejar estos fondos públicos en el CHUVI. El sujeto tiene nombre y apellidos: Mario González González.
Y como este individuo no da la cara, incumple las normas, la Consellería de Sanidade lo consiente y el que nombró a ambos, el Presidente Feijóo, mira para otro lado... Pues yo me planto e iré a por ellos, empezando por el más próximo. Quedan todos avisados...