Cartas al director

Las relaciones diplomáticas entre España y Venezuela

Solo reflejan la triste realidad que hoy vive aquel entrañable país ligado a nuestro devenir emigrante. Y ello es lo más preocupante y angustioso para nuestros compatriotas allí. Que sienten y padecen el acoso y la incertidumbre que hoy se vive en Venezuela. Fue este gran país en los años cincuenta y sesenta la meca de la emigración a donde iban todos  los gallegos a peregrinar y explorar en su aventura. También vivimos en primera persona las angustias que sufrieron nuestros hermanos emigrantes en Cuba, que huyendo desesperados llegaban a Venezuela y nos decían: "Procurade que nunca vos suceda o que nós estamos vivindo, que eramos felices e non o sabiamos. Hoxe arruindados e cunha man diante e outra atrás temos que sair correndo para salvar as nosas vidas". Nuestra respuesta y consuelo fue: Venezuela no es Cuba. Pero mucho se parecen hoy. Y ¿cuántos recuerdos tristes nos aporta aquella tragedia de ayer que se vuelve a repetir con nuestros emigrantes en Venezuela hoy?
Ellos en aquel entonces fueron abandonados a la buena de Dios en Cuba, mientras un grupo de empresarios llegados de España hacían turbios negocios con los Castro. Son los mismos que hoy con sus lacayos al frente tratan de no perjudicar a sus mentores que siguen haciendo y proponiendo emigrantes paisanos y sus descendientes son expropiados, arruinados, asaltados y algunos ya perecieron asesinados vilmente. Otros, ya retornados a al tierra que los vio nacer s, son privados de sus pensiones de jubilación, luego de cincuenta años de trabajo y cotización, y tienen dos años sin cobrar. Poner freno a esta deriva de Venezuela es hoy una necesidad esencial y de justicia democrática. La actuación de D. Mariano Rajoy para con valentía y coraje enfrentar y tratar de poner fin a a esta situación anómala y de complicidad con la revolución de fantasías que los Castro ya implantaron en Venezuela con el consentimiento de Chávez y Maduro, también ayudaron a ello una parte sustancial de la extrema izquierda española y otra del PSOE que con sus ambigüedades  del "yo no fui", hacen de mamporreros y cómplices ocultos a la vez, para cubrirles su retaguardia. Ese trabajo oscuro lo está efectuando hoy J. L. Rodríguez Zapatero, haciendo de mediador y enredador a la vez. Y tal vez termine como todos los mediadores de Colombia, hoy a la desbandada, conjuntamente con su premio Nobel comprado en ese mercadillo de oportunidades que los centros mediáticos progresistas manejan y controlan, desgraciadamente.
Su firme aptitud, Sr. Presidente Rajoy, de defender la democracia en Venezuela, llega en un momento difícil y delicado, pero coincidente con la gran mayoría de líderes mundiales que quieren poner un punto y final al relativismo inmoral del todo vale para hacer fortunas invisibles, inclusive, a coste del hambre, miseria y degradación de sus propios gobernados, negándoles a sus derechos fundamentales democráticos de libertad y progreso. Hoy, sin prisa ni pausa, actúa usted y nos llena de satisfacción. Está marcando el camino para el reencuentro con la democracia y la base primordial de todo ser humano, tener un trabajo estable y rentable en libertad. No todos aprecian esto. Algunos lo disfrutan hoy con muy poco o ningún sacrificio. Quienes lo vivimos por los caminos del mundo, sabemos a ciencia cierta que ese es el verdadero y único camino al progreso, en libertad y España hoy es un ejemplo para el mundo libre. Viene a mi recuerdo aquel ejemplo que D. Rómulo Betancourt dio con su defensa de la democracia en toda Latino América, los años sesenta para combatir las reinantes y poderosas dictaduras apoyaba y allí nacerían aquellos mini partidos extremistas que terminarían destruyendo su hegemonía política, pero no su legado de combinar progreso y desarrollo en democracia y libertad para vencer al comunismo. Otros y muy conocidos, fueron los sepultureros de su legado y así les fue. Invirtieron sus intenciones y dejaron a Venezuela sola ante el peligro eminente del comunismo. Ayudémosla hoy en su lucha titánica por rescatar su democracia y dignidad extraviadas.