Cartas al director

¿Es Hungría hoy una amenaza para la Unión Europea?

No debería ser, y mucho menos por levantar la voz ante la mirada perdida de ésta, ya hoy convertida en cómplice necesario de esta invasión descarada, violenta y absurda que vivimos con su progresismo encubierto y provocador, escenificado con una tolerancia desconcertante, ante esta invasión descarada de indocumentados, algunos con disfraz de refugiados, para juntos y revueltos, pretender camuflarlos como emigrantes legales, que son manejados por mafias poderosas que los dirigen y explotan. Este es el drama que hoy vive la Comunidad Europea. El aviso del Brexit, con brotes de descontento generalizado en Alemania, Austria, Hungría, Polonia, Francia, Suecia, Italia y Grecia entre otros y brotando hoy en España. Lo que hacen irresistible el seguir viendo para otro lado, mientras en estos países crece el desconcierto por el abuso repetitivo de pretender integrarlos a nuestras sociedades, a las que su gran mayoría, ya desprecian por su ilegalidad de origen, pero ayudados y protegidos por la tolerancia “solidaria, asimétrica y ramplona”, de una izquierda radical, sin patria y rumbo definido, que hace años manda y ordena en la CE. Su silencio y complicidad soterrada para defender su unidad, incrementa las dudas.
Ello constituye hoy, una asignatura pendiente, compleja y peligrosa para la Unión Europea. El café para todos, decretado con la apertura de fronteras y refrendado por Zapatero, ya no es posible y menos tolerable su rentabilidad negativa y absurda. Ya solo nos conduce al camino oscuro del delito colectivo, el que los aleja de la integración natural a nuestra sociedad, cuyo exponente mas visible en España hoy, son los top-manta o refugio obligado para sobrevivir, acosados por los mafiosos que trafican y condicionan sus vidas y futuro. Así ya tomaron por asalto las principales avenidas de Barcelona, Madrid y otras importantes ciudades, con la complicidad y silencio de una izquierda desquiciada y una jauría mediática, echada al monte y que le hacen el coro, ocultando el daño colateral, que deberá paga nuestra sociedad hoy adormecida por un bienestar conseguido con pocos sacrificios y muchos derechos invisibles que no le permite ver el horizonte o destino de su país, a corto, medio y largo plazo. Quien ya vivió esta tragedia levanta la voz hoy para unirse al presidente Orban.
Cuanto me recuerda hoy aquella invasión violenta y descarada de los años ochenta en Venezuela, que terminó con la invasión violenta de plazas y avenidas emblemáticas, creando el caos y fermento de todas y cada una de las calamidades sociales y económicas que ello provocaron, entre ellas el daño irreparable a la sana y legal emigración, ya integrada normalmente al país. Todo ello sucedió allí, pero se trató de ocultar con el visto bueno de los políticos, los que antepusieron sus nefastos intereses a los del país en general, llegando inclusive a utilizarlos políticamente y de forma descarada para llegar a gobernar, otorgándole derechos de contrabando como si fueran nativos, cuyas consecuencias destructoras se están viviendo hoy con una generación perdida y desarraigada en lo patriótico, social, moral y económico. El actual residente Maduro, es un claro exponente de esa generación sin amor a la patria y dudosa procedencia. Ya lo decía Bolívar en su proclama: Moral y luces son nuestras primeras necesidades.
Lo que hoy denuncia públicamente de Hungría, el Sr. Orban. Es una realidad contrastable que ya domina hoy la CE. Ello no les permite aceptar y menos ver la realidad y se esconde. En su real politiqueé progresista para negar el eminente peligro que sobre ella hoy existe con un ingrediente peligroso que toda rectificación que surja de la derecha es tildada de extremismo peligroso con los ingredientes de xenófobos, racistas y fascistas mientras su extremismo de izquierdas con visión de nuevo comunismo, o viaje a ningures, acompañado de la soga para ahorcarnos, como nos recordaba Lenin en su día.
Todo este entramado conspira abiertamente contra la verdadera integración de Europa. Los españoles tenemos hoy razones muy poderosas para dudar de su unión, eficiencia y solidaridad. Su diálogo sincero como oferta unitaria, ya deja muchas dudas, que se convierten en una entelequia peligrosa. La soledad e indiferencia que vive hoy nuestra justicia ante el desafío independentista y la CE, viendo para otro lado. Para nada ayudan a restablecer la confianza necesaria para una integración sana y sincera de todos los pises que hoy la integran. Amanecerá  y veremos.