Cartas al director

Carta abierta de un emigrante retornado de Venezuela al presidente Pedro Sánchez

Con el mayor respeto, pero firme en mis convicciones y derechos ciudadanos le escribo esta carta pública a quien ostenta hoy la presidencia del Gobierno en mi patria, a la que retorné en 2004 luego de cuarenta y siete años como emigrante legal en Venezuela y vivir su democracia del 58 al 2000, fecha de la llegada de Hugo Chávez al poder que rápido nos enseñó su deriva comunista, eso sí, con retranca escondida para entregar aquel entrañable país a los destinos de la Revolución cubana, la que la izquierda española con el Psoe a la cabeza venera y desea trasladar aquí con ayuda de quienes facilitaron que Ud. sea hoy presidente, marxistas de Podemos, terroristas de ETA, anarquistas y separatistas cuya meta final es romper España. Ignorando todos ellos los destrozos y penurias que se avecinan, parecidas o iguales a las vividas por nosotros ayer en Cuba y hoy en Venezuela, mientras su gobierno y los compañeros de viaje “a ninguna parte”, ven para otro lado, llenos de soberbia ideológica e indiferencia traicionera ante las dificultades que se avecinan. Permítame exponerle sus contradicciones y el agravio comparativo para nuestros emigrantes por el mundo, que aparte de tildarnos en más de una oportunidad de traidores por abandonar la patria y buscar donde entonces había salida a nuestras inquietudes y esperanzas, para trabajar honradamente, ayudar a nuestra patria y familias, terminaría su partido Psoe, luego de múltiples desagravios, catalogándonos como españoles de segunda al tratar de dificultar nuestro voto en la diáspora y convertirlo en rogado, el 2011, con la complicidad de un PP acomplejado y cobarde ante tamaño disparate. Ello nos alejó de participar en el destino político de nuestra patria, a pesar de la huella inborrable que dejamos en muchos de nuestros ayuntamientos y ciudades a las que contribuimos a desarrollar y mejorar con nuestras remesas e inversiones. A pesar de todo aquello hoy nos siguen tratando como extraños en nuestra propia tierra. “Dicen que la distancia es el olvido pero yo no comprendo esa razón, yo seguiré siendo el mismo con los caprichos de mi corazón”. Letra de una célebre canción que avivan recuerdo y vivencias de mi pasado emigrante. Yo también  formo parte de los catorce mil españoles que retornaron de Venezuela, que luego de una vida de trabajo y sacrificio cotizamos al IVSS para tener derecho a una pensión de jubilación, la que regularmente recibíamos aquí en España hasta el 2015, pero hace tres años, sin explicación alguna, Maduro suspendió el pago y ni las autoridades consulares y menos el Gobierno de España, que tiene firmados convenios laborales recíprocos se ocuparon de nosotros y vivimos abandonados y algunos ya fallecieron de tristeza y hambre Sr. Presidente. Los que seguimos vivos observamos en su irregular conducta hoy, un agravio comparativo anaudito, que quiero denunciar públicamente mientras Ud. y su Gobierno ven para otro lado con nuestras necesidades más acuciantes. Invierten millones de euros, para el camuflaje peligro de miles de invasores violentos e indocumentados que violan nuestras fronteras y atacan a nuestros cuerpos y fuerzas de Seguridad. Ellos son premiados  al pisar suelo español y recibidos como si de emigrantes legales se tratara, cuando seguún las leyes internacionales son vulgares asaltantes y como tal debería ser tratados per Ud. los colma de ayudas obscenas con seguridad social incluida para inmediatamente engrosar lo problemas sociales y de convivencia, dejarlos a merced de las mismas mafias y ONG´s de tapadillo que los introducen y luego los cubren de retaguardia de sus fechorías delictivas o su empecinada negativa de adaptación a nuestro país. Lop que hoy ya está sucediendo pero silenciado por una jauría mediática afín y cómplice, y que para no alarmar a la ciudadanía, esta misma película yo ya la viví en Venezuela y sus consecuencias las está viviendo aquel entrañable país que lucha para sacudirse de aquel yugo impuesto desde Cuba, la que Ud. visitó recientemente y hasta lloró coplosamente ante la tumba de Fidel, siguendo al pie de la letra las instrucciones de su mentor y gurú político Zapatero, el dialogante  de bolsillo misterioso que todos rechazan, en toda América por su defensa a ultranza a aquel bodrio revolucionario que Ud. también respalda y quedó demostrado al negarse empecinadamente a reunirse con la oposición democrática que allí lucha por recuperar su libertad democrática y sacudirse el yugo comunista que Cuba ya patentó para su camuflaje, para confundir al mundo con “el socialismo del siglo XXI”. Tal vez más de uno me tildara como es costumbre en la izquierda mediática, sin rumbo y patria de racista, xenófobo, fascista o franquista, apelativos comunes que por su parte no encajan en mi vida y trayectoria de emigrante legal. Como decía Gabriel García Márquez, “Recordar es fácil para quien tiene memoria, olvidar es difícil para quien no tiene corazón”.