Cartas al director

Los vendedores de fantasías y su doble rasero

 No tiene límites, su ADN que hoy lo exhiben así lo confirma. Ellos juntos y revueltos viven un romance peligroso y cínico hace ya varios años y de espalda a la realidad ciudadana que trabaja y lucha en solitario para resolver sus problemas cotidianos para sobrevivir. Mientras ellos tratan de confundirla y secuestrarla con sus excentricidades, saben y les consta que sus tropelías llenas de hipocresía cínica extremista ya sobrepasa la tolerancia y comprensión de los ciudadanos y la ética moral y cívica de nuestro sistema democrático, el que sí tiene normas y leyes que castigan su violación. Lo que si, y sin ninguna duda, todos los ciudadanos le debemos acatamiento y respeto, sin excepciones. Sus malos ejemplos exhibidos los últimos años deben ser analizados con detenimiento y sentido común ya que arrastran con su relativismo inmoral y progresismo de salón, que cuenta también con la ayuda de muchos cómplices en algunos medios de comunicación que son incapaces de clarificar lo que está sucediendo en nuestra sociedad, pero mucho menos analizar la causa efecto de este engaño masivo por ellos provocado. 
Dicen que son progresistas, dicen que son enemigos de quienes cercioran o violan la libertad de expresión y son ellos los primeros en hacerlo, guardan silencio indebido o en algunos casos utilizar la Ley Allende. Son enemigos acérrimos de los dictadores, pero si son de derechas. Los de izquierdas son buenos y de los suyos que deben ser protegidos y ensalzados de forma cínica y descarada, es el caso de Fidel Castro, El Che Guevara, Hugo Chávez o Maduro, todos ellos verdugos de nuestros emigrantes por el mundo. Mientras tanto ellos aquí los desprecian y dejan solos entre los reclamos justificados de sus pensiones de jubilación ganadas con sudor y lágrimas en Venezuela, que su amigo Maduro las tiene retenidas sin justificación alguna hace ya dos años. Pero resulta que en algunos ayuntamientos y por ellos gobernados, a estos señores los homenajean como unos héroes de su ideología y doble rasero sin importarle las expropiaciones, saqueos y otros sufrimientos colaterales que sufren allí, sus emigrantes van mucho más lejos, los que hoy entran en España camuflados, algunos de refugiados políticos y violando nuestras fronteras, enfrentándose de forma irregular y violenta a nuestros cuerpos y fuerza de seguridad, pero cuentan con su ayuda y protección empadronándolos de forma irregular en sus Ayuntamientos y haciéndolos acreedores de derechos ciudadanos que muchos españoles desconocen y de ellos carecen. Esta tridimensionada traición y su doble rasero los delatan. Detrás de todo ello está hoy un sub mundo tenebrosos de mafias y cómplices cooperantes donde los extremistas, comunistas, socialistas sin rumbo y patria, unidos a los okupas, anarquistas, separatistas y nacionalistas, se dan la mano, para juntos y revueltos, retornar a sus andanzas separatistas y conseguir su fin rebuscado con insistencia de destruir nuestra democracia para instalar su dictadura, o República comunista, la que antaño no pudieron. Pero lo intentan hoy de nuevo con su Frente Popular y la ayuda irregular de sus protegidos forajidos.
Quienes ya vivimos este drama perverso y en primera persona los 50 años de emigrantes legales en Venezuela, conocemos todas sus artimañas y traicioneras intenciones que ya acabaron allí con la sana emigración de los 50 y 60 en Venezuela, para fabricar esta pandemia comunista de fantasías, sufrimientos, miserias y destrucción que ya tiene arruinado aquel entrañable pais. Mirémonos hoy en ese espejo, ya medio roto y oculto convenientemente que también hoy amenaza la integridad de todos los españoles. Los que denunciamos públicamente esto lo haríamos una y mil veces si fuese necesario, sabemos de antemano a lo que nos exponemos, incluyendo a los cómplices del fuego amigo que nos tildaron de xenófobos, racistas, fascistas o franquistas, son las descalificaciones más a mano hoy, pero no podrán decirnos que somos unos cobardes y nuestros paisanos lo saben. Por el mundo supimos llevar muy en alto el calificativo de emigrantes legales, españoles y gallegos, sin complejos y perjuicios, fruto de nuestro trabajo y comportamiento, también el de venezolanos por adopción, patria que compartimos con nuestros hijos.