Cartas al director

Todas las tragedias en Galicia tienen su "nunca máis político"

 Lo que en su día nacía de la responsabilidad de su gente por el accidente del Prestige, que repartió su tragedia por toda Galicia y también muchas subvenciones y ayudas, como una lotería, hoy lo quieren repetir de nuevo con los incendios que asolaron Galicia. Su renta fue muy fructífera (el botín lo justifica). Para ocultar a los inductores y responsables de estos terribles incendios que arrasaron a toda Galicia los últimos días, llenándola de angustia y tristeza, de nuevo y otra vez más, los de siempre, a lo suyo. Para sacar rédito político sin importarle las víctimas y sus consecuencias.
Así los tenemos, juntos y revueltos, manifestándose en Santiago sin averiguar quien o quienes provocaron este desastre incendiario. Esto es lo de menos, lo importante es agitar la calle y acusar a Feijóo, al PP y al Gobierno Nacional e incluyendo a algunos alcaldes, sin importarle el signo político, es el caso de Vigo y cuyo comportamiento fue ejemplar, pero ellos con los incendios todavía sin apagar, y en plena evolución destructiva ya están seleccionando  a los promotores y a los periodistas, afines o díscolos, agitando los centros educativos y llevando los alumnos de nuevo a la calle, para fabricar culpables y a la vez, esconder a los verdaderos autores, o provocadores. En algunos centros, el pasado lunes, ya sacaron los menores a la calle, como en Moaña, con su novedoso lema "Lumes, nunca máis" y uno se pregunta ¿dónde están los inspectores de Educación y los permisos pertinentes de los padres y gobierno para hacerlo? Hoy ya nos lamentamos todos los españoles con lo que está sucediendo en Cataluña y sus centros educativos, tomados por asalto. Aquí en Galicia tienen ya muchos años haciéndolo, con la complicidad y complejos de unos y acopio político compartido, de otros. Sólo están esperando hoy el pistoletazo de salida para revivir de nuevo lo de antaño y volver a la calle, para agitarla a su conveniencia y medida. Así educaron a nuestros hijos ante tragedias naturales o provocadas, e historias mal contadas como la que hoy nos afecta y ya ofrece un panorama desolador y triste para toda España y Galicia también.
Razones poderosas esgrimía esta semana Ciudadanos en el Congreso de los Diputados, con sus proposiciones de Ley, para reforzar las inspecciones en los colegios públicos, dónde hace años se está adoctrinando ideológicamente a los alumnos, con la vista gorda de las inspecciones del Ministerio y urge su rescate inmediato. El aviso de Cataluña hoy es llamativo y en capilla ardiente están, Vascongads, Galicia, Valencia y Baleares. Si no se pone remedio, el adoctrinamiento afectará a toda España. Todo ello no deja dudas a los ciudadanos, pero estas son respondidas por los políticos, con un Lume, nunca máis, o con más de lo mismo. Cuando observamos que Podemos, PP y PSOE se opusieron a ello, el mundo al revés. Tal vez el año más desconcertante lo vivirá el PP, que es quien gobierna hoy, negar esta evidencia no es de recibo y traerá consecuencias.
Lo que Galicia necesita hoy es tranquilidad, sosiego y una gran dosis de solidaridad y comprensión en momentos tan difíciles y traumáticos, donde los políticos poco o nada pueden aportar a nuestras tragedias. Y seremos los gallegos,  de alma y corazón, de ayer, hoy  y siempre, quienes seguirán siendo esa fuerza mayoritaria, oculta y silenciosa, que seguirá apostando por su grandeza económica, social y política, de la que tantas veces nos levantamos, a pesar de los múltiples inconvenientes y descalificaciones, llenas de envidia, odio y resentimiento inaceptable hacia muchos de sus hijos. Solo por no compartir sus perversas ideas destructivas, promovido todo ello por quienes siguen aspirando a uns independencia unilateral para Galicia, de la mano de los extremistas y sus confluencias. Lo que con resignació sobrellevamos, pero no compartimos y menos plácidamente, ya que todo tiene sus límites, y sin ninguna duda a él hemos llegado. Si volvemos la vista a lo que hoy sucede en nuestra tierra, nos daremos cuenta del grado de manipulación, engaño, e inquina a que estamos siendo sometidos para destruir nuestro progreso en libertad, son los mismos que hoy acosan mañana, tarde y noche por mandato mediático, manipulador y extremista, a sus colegas periodistas, que no se adaptan a su objetividad progresista teledirigida, o ley Allende. Lo que está sucediendo en Santiago con el periodista Luis Ojea, es un linchamiento profesional, que coarta la libertad de expresión y acorrala la verdad. Y pregenden que, plácidamente lo aceptemos, ello será muy difícil, por no decir imposible. ¡Viva Galicia libre y Viva España unida!