Creíble y efectiva, que nos devuelva la esperanza y el lugar que merece nuestra patria y su sociedad. Ya que lo sucedido en el principal partido de la oposición el 21 de mayo es fruto de la siembra de Caín, l que durante muchos años, algunos dirigentes socialistas difundieron a sus juventudes embriagándolas de odio y resentimiento hacia la derecha, catalogándola de el enemigo a destruir, olvidando que en democracia, esa palabra, está en las antípodas y fue sustituida por "adversario a convencer". Luego de aquella modélica transición del 78, donde participaron muchísimos y renombrados socialistas de la época, que hoy se sienten traicionados, para luego de vivir cuarenta años de progreso en libertad, fruto de aquellos acuerdos y el perdón de las partes. Ello propició muchísimos aciertos y algunos errores que los alevines del resentimiento ignoran, los primeros y como solución a los segundos, se plantean revivir aquel traicionero Frente Popular que acabó con aquella naciente democracia del 34, provocando la Guerra Civil del 36. Que fueron derrotados ochenta años después, vuelven a las andadas, buscando venganza para sembrar de nuevo dudas en toda la ciudadanía.
Esta deriva peligrosa que hoy revive en el PSOE, la promocionó José Luis Rodríguez Zapatero, y se la dejó como herencia de fiel cumplimiento a Pedro Sánchez. El promotor con su radicalismo extremista, ya dejó España arruinada económica y radicalizada políticamente. Viene a mi recuerdo lo vivido por su homologo político en Venezuela en los 80. Y fue Carlos Andrés Pérez su promotor y protagonista. Su tenebrosa historia de a donde llego él y su partido. Lo sabemos, muchos venezolanos, pero aquí son muchos los españoles que lo ignoran. Y será Pedro Sánchez el encargado de aclarárselo no repitiendo sus desbarres y atrocidades, sí, diciéndole la verdad y tal vez, tengamos que llevarnos las manos a la cabeza para exclamar desesperadamente. ¿Dios mío, cómo es posible que esto suceda hoy de nuevo en España? Esas mismas dudas las tuvieron muchos venezolanos a sabiendas de que éramos felices y no los sabíamos, o mejor dicho, también lo ignorábamos.
Este festival de irresponsabilidades peligrosas que hoy se abren en España. Lo está protagonizando la extrema izquierda de Podemos y una parte del PSOE, conjuntamente con la amenaza separatista catalana, que tratando de pescar en río revuelo, se lanzan al charco y cuentan con múltiples complicidades y la indefinición del Sr. Pedro Sánchez, que balbucea cuando le preguntan sus compañeros de partido ¿Pedro, tú sabes lo que es una nación? Su repuesta no pudo ser más preocupante y lacónica: un sentimiento. Tal vez quiso ocultar su resentimiento y confusión. El mismo que ocultó fotografiándose delante de una gran bandera de España. A este grado de insensatez y cinismo ha llegado y no pasa nada. Si España se convierte por su obra y gracia en nación de naciones o una posible Torre de Babel comandada por él y Pablo Iglesias.
Ante este panorama confuso y peligroso, sólo queda un camino para eludir estas tempestades y es sin ninguna duda, la regeneración de la política, caiga quien caiga y el sentido común. Para evitar este tortuoso y disparatado camino al abismo que hoy nos ofrecen como solución, Podemos y sus socios en la sombra que conjuntamente con los separatistas, están esperando a que Pedro Sánchez deshoje la margarita, para, juntos y revueltos, asaltar España, podemizarla para dividirla y llevarla al comunismo para convertirla en una sucursal más de Cuba y Venezuela. Hoy tenemos la palabra, la mayoría de españoles que contra viento y marea, estamos dispuestos a defender nuestra democracia, integridad y soberanía en libertad. Que garantice nuestro presente y futuro, incluyendo el de nuestros hijos y nietos.
Lo decía Borges: Somos nuestra memoria que olvida la historia. Somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos.
