Cartas al director

nuestros emigrantes retornados necesitan ayuda y comprensión

n  n  n Su vida corre peligro hoy en Venezuela y huyen en su gran mayoría con una mano delante y otra detrás, para salvar sus vidas y la de sus seres más queridos. Algunos dejando atrás el trabajo y sacrificios de toda una vida emigrante. la que llena de dificultades y penurias, pudo sortear para sobrevivir lejos de su patria y familia. Hoy ante la ruina y confusión política ya reinante en aquel entrañable país. Salen corriendo y buscan refugio solidario en los países del entorno, unos y otros en su gran mayoría en su tierra de origen, Galicia.
Fue en Venezuela, en los años cincuenta y sesenta, la tierra prometida para la emigración gallega, lo que habían sido Argentina y Brasil, a principios de siglo pasado. Allí conseguimos trabajo y solidaridad para nuestras necesidades, lo que supimos aprovechar y agradecer con nuestro trabajo, respeto e integración, sin olvidar nuestra tierra gallega. La prueba más evidente, la tenemos en la tenacidad para fundar las casas de Galicia para nuestro disfrute y salvaguardar nuestra identidad y costumbres. Así los años sesenta sería fundada la Hermandad Gallega de Venezuela, un claro ejemplo de nuestro apego a la tierra que nos vio nacer, Galicia. Lo que fue es y seguirá siendo una pequeña Galicia en Venezuela, que  de seguir ese truncado camino, pronto se parecerá a la Cuba de los sesenta.
Entre los miles que hoy retornan a Galicia, huyendo del desastre comunista que Cuba instaló allí. Salvo contadas excepciones en la prensa española poco se informa de esa invasión encubierta y traicionera. Salvo contadas excepciones, de alguna muerte violenta. Son ellos en su gran mayoría descendientes de aquella sana y legal emigración gallega que echó  raíces profundas en Venezuela, los cincuenta y sesenta, y que mucho contribuyeron al desarrollo  y progreso de su tierra natal gallega. Hoy,  el Gobierno de España, debe atender y ayudar a sus necesidades que son múltiples y complejas para ellos y sus descendientes. Ante todo esto, el Gobierno debe poner orden y cordura en la doble moral y rasero ya imperante en algunos ayuntamientos gobernados por podemitas y nacionalistas, donde la emigración ilegal y sus mafias intentan su camuflaje con los refugiados , para juntos y revueltos, hacer su tuto-revolotion peligroso. Al empadronarlos ilegal y fraudulentamente entregándoles privilegios y derechos obscenos y provocativos para la ciudadanía española y sus emigrantes por el mundo, tratan de meterlos a todos en el mismo saco y que sus ilegalidades y disparates sean compartidos bajo un manto de silencio y complicidad . Ese experimento traicionero, ya lo probaron las mafias en Venezuela y sus consecuencias alimentaron el desastre que hoy vive aquel entrañable país.
El drama que hoy viven  los retornados gallegos y sus familiares que ya perdieron todo. Solo les queda la pensión de jubilación y con eso se vinieron. Su drama es doble, tampoco Maduro les paga la misma hace dos años. Esta situación desesperante debe ser atajada por las autoridades de Galicia y España, de forma conjunta. Casos sangrantes como el de un vecino de Moaña (Pontevedra) debe ser analizado y resuelto. Él emigró a Venezuela en los años cincuenta y contrajo matrimonio legal con una nativa, hace cincuenta años ya procrearon una segunda generación y con doble nacionalidad, retornaron a Galicia hace ya un año, él ciego y su esposa, que lo acompaña y cuida, le niegan la tarjeta sanitaria por no tener la nacionalidad española y la obligan a que se busque un seguro privado. Su situación es precaria y desesperante para añadidura son pensionados de Venezuela, pero no le envían su pensión como sucede con mas de siete mil retornados hoy condenados por Maduro a morir de hambre, abandono y tristeza. Ante situaciones como esta el Gobierno y la Xunta no pueden ver para otro lado y deben actuar.
Los partidos políticos PSOE y PP tienen con nuestros emigrantes por el mundo, una deuda pendiente que debe clarificar y resolver. Aquel acuerdo desgraciado que condicionó su voto emigrante en 2011 y sigue vigente. Ello fue un gravísimo error que dejó al descubierto la hipocresía y el cinismo que durante años tuvieron ambos con la emigración española, mientras los nacionalistas y sus socios de extrema izquierda aplaudieron aquella decisión y dieron rienda suelta a su resentimiento y odio hacia nuestros emigrantes. Así paga el diablo a quien le sirve, dice el sabio refrán.
Termino con la primera estrofa de aquella inolvidable canción: Caminito que el tiempo ha borrado, que juntos un día nos viste pasar, he venido por última vez, he venido a contarte mi mal.