Cartas al director

De la desilusión a la esperanza, camina el PP

nnn Es un trecho difícil, pero no imposible, que todos los ciudadanos debemos recorrer si queremos recuperar lo que, en muchos casos, creíamos perdido: la ilusión. A ello nos obligan hoy las circunstancias, donde todos los partidos democráticos, incluyendo la sociedad civil, que con tanta ligereza utiliza la extrema izquierda como coartada para sus extravagancias, pero sin aportar ideas claras y compartir sacrificios para una regeneración viable y también compartida. El PP está dispuesto a todos los sacrificios posibles y, es esa la meta que nuestro presidente se marcó. Ayudémosle.
Ello tiene que comprometer a todos, incluyendo a sus dirigentes políticos que siguen jugando al despiste. El inició el nuevo curso político en Galicia. Es un escenario ideal para poner las cartas sobre la mesa y buscar, por todos los medios, esa gran reconciliación de la gran familia popular. Su alejamiento no es real, es circunstancial, obedece a un sin número de factores que deben ser analizados con un gran sentido de responsabilidad y alejados del populismo rampante, aquel que cada día, aparenta ganar adeptos, pero se aleja de nuestros postulados éticos y morales, que se complementan con soberbia, mediocridad y desviaciones dañinas, contrarias a nuestros postulados ideológicos y plasmados en nuestros estatutos.
Fruto de todo esto es la actual situación que viven el setenta por ciento de aquellos concellos que hoy gobierna el PP en Galicia, que obligados estamos a combatir desviaciones y corruptelas para revertir esta anormal situación, denunciando, tanto a infractores como a sus cómplices, ya que la desilusión crece paralela a su ambición maquiavélica, y esto debe llegar a su fin, poniendo en marcha una nueva estrategia de sentido común y valentía, caiga quien caiga y sin la más mínima consideración hacia los infractores. Tal vez sea esto último lo que reclaman los afiliados y votantes del PP, que es compartido por toda la sociedad española, que exige un castigo ejemplar por el daño causado a la sociedad y por añadidura al sistema democrático.
Los populismos demagógicos y embaucadores, no pueden ser la receta mágica para el aquí no pasa nada y que siga la fiesta, camuflándose con las mareas regenerativas que hoy invaden el país para poner en marcha su estregia de acoso y derribo al sistema democrático. Ello nos obliga a regenerar o morir en el intento, este curso político que se inicia y que no puede limitarse a la distracción del momento, a la lista más votada, que se inicia. Más importante será quien, o quienes encabezarán las listas y su afinidad real a los postulados morales, éticos, e ideológicos del PP. Tal vez la segunda vuelta si tendría mas consenso político para ayudar a combatir, en el campo democrático, las ideas políticas. Y a esa extrema izquierda que intenta regresarnos al pasado, donde intentan ocultar el suyo como un relicario, pero o tienen recato para airear el de los demás y ayudados por mercenarios de la información, aquellos que luego de muchos años, no aprendieron a olvidar y mucho menos a perdonar. Así los tenemos hoy, compartiendo ofrecimientos ejemplares para España, como la actual Revolución Bolivariana, o las "bondades" de la Cuba de los hermanos Castro. ¿Es esto lo que necesita hoy nuestro país? Los españoles deben decidir, y será el PP quien los acompañará sin rodeos en ese camino a la esperanza.