Cartas al director

el congreso del partido popular y sus consecuencias

 Las expectativas que el mismo crearon ya causó sorpresa en la ciudadanía que ve con preocupación el distanciamiento de nuestros sentimientos, ideológicos, morales y éticos. Para entrar en una deriva peligrosa y confusa del relativismo inmoral, que practica la izquierda ramplona y que tratan de imponerla algunos de nuestros nuevos líderes, confundidos y envalentonados, con sus inmorales ambiciones, para dinamitar nuestra columna vertebral fundacional del humanismo cristiano, conjuntamente con sus valores morales y éticos, como el baluartes principal, de nuestra familia popular. Hoy opacados o en vías de destrucción por la pasividad de unos y la complicidad cobarde de otros, para alejarnos de nuestro compromiso de servir al ciudadano. Esta intromisión programada y confusa ya intenta penetrar nuestra organización y lo probaron en este congreso. Es aquí donde deberemos reaccionar, tomando las medidas para evitarlo.
Si analizamos con detenimiento los ultimos cinco años con sus aciertos y errores, llegaremos a la conclusión  que los aciertos nos dieron una nueva oportunidad para gobernar en minoría parlamentaria. Pero los errores nos hicieron perder cuatro millones de votantes, los culpables no fueron corregidos y castigados en tiempo y forma. Para recuperar nuestro rumbo y destino. Ello no será posible sin la regeneración interna y un partido cohesionado con las ideas claras. La oportunidad de iniciar el camino era este congreso, pero optamos por pasar página y dejando a nuestro presidente, Mariano Rajoy, con una minoría parlamentaria para seguir gobernando y profundizando en una recuperación económica, social y política ya iniciada y que España necesita y demanda con urgencia. Ello debería producir una nueva estrategia de organización y su fuera necesario pedir perdón por los errores cometidos, sentando así las bases de una regeneración sin matices y que llegue a la gente nítidamente. Los asuntos más importantes y escabrosos debieron ser tratados en profundidad para sentar las bases de una recuperación auténtica y necesaria para salvar España, pero fueron aparcados sin ninguna explicación que lo justificara, en su lugar nos distrajeron cambiando nuestra gaviota tradicional en el logotipo por un chirrión, y dar paso a sospechosas sensibilidades inmorales, que ya causaron destrozos en el PP, como el aborto, los matrimonios homosexuales y hoy los vientres de alquiler. Traídos a colación por algunos dirigentes irresponsables  con nuestro sentimientos ideológicos  y morales que intentan destruir la unidad del PP y juegan a la ruleta rusa, con la unidad de España. La derecha no seguirá siendo alternativa de gobierno, sin deslastrarse de sus complejos y cobardías. Ello requiere de una profunda regeneración polícica, donde nuestra ideología fundacional sea llevada a la calle sin complejos para poder discutirla en igualdad de condiciones. Tal vez podamos clarificar y sin ataduras de conveniencia todas las mentiras que, repetidas incesantemente, ya fueron convertidas en medias verdades que transformaron nuestra historia y confundieron nuestra memoria, aplicando la teoría ramplona de Marx y Allende.
Entre el deseo y la realidad existe un trecho que deberemos rescatar y ofrecer a los españoles, como santo y seña, de una recuperación económica, social y política de una derecha moderna y objetiva, que interpreta la globalización como una herramienta mas para el progreso y bienestar ciudadano, con responsabilidad y constancia ideológica. Ello requiere las ideas claras y un trabajo político de calle, para con valentía, confrontar ideas y programas de nuestra formación. Ello ya dio sus frutos con dos mayorías absolutas, tal vez la tercera se esté gestando hoy, pero requiere sacrificios y trabajo político. Tal vez el ciudadano tenga la oportunidad democrática para escoger lo mejor para su futuro inmediato, volviendo a las raíces del humanismo cristano y un PP claro y conciso para gobernar y convencer.
Nuestros hijos volarán con el siglo. ¿Sabemos a dónde, cómo  y para qué? Sobran las palabras bonitas, la incertidumbre las borrará? Arístides Calvani.