Cartas al director

Seamos conscientes de nuestra ciudadanía

 En 1978 aceptamos la Constitución actual, alma de la democracia, que ampara la instauración del Estado social y democrático de Derecho. A día de hoy, la Constitución es la manceba de los poderes y el Estado de Derecho un ídem en deshecho porque la partitocracia autárquica hizo leyes totalitarias y creó mafias de todo tipo, pelaje y condición que campan a su libre albedrío.
Un principio de Sófocles dice: "Si deseamos conservar la democracia, debe cumplirse un mandamiento: no racionarás la justicia". Ahora entiendo por qué en España tenemos una mala y caduca democracia.
La justicia en España es como una telaraña, muy resistente ante una mosca, pero débil y benevolente ante grandes ladrones, jueces, abogados, políticos, gobernantes de banco, directores de cajas y delincuentes varios. Unos se escapan de la trena, otros negocian y se libran de ella o no entran en la jaula porque la droga decomisada mutó en el depósito oficial.
No sé si es cierto o soñé que en España existe un Fiscal General  del Estado que debe y puede actuar de oficio o a petición de terceros.  Seguro que fue una ensoñación.
Dado el tiempo transcurrido me pregunto, algún día veré el juicio a Pujol y a toda la ristra de rufianes o cómplices. Será que no quieren agitarlo para que no caigan otros actores y copartícipes en sus robos y desmanes. Un ejemplo más del racionamiento de la justicia.
El Gobierno del Frente Popular, no elector y con un mendaz y falso doctor al frente que prometió regeneración, retuerce la Ley para anular el control legal del Senado y, así, poder aprobar el PGE para el año 2019 con un aumento de 6 mil millones de euros que nos esquilmarán o emitirán deuda pública para ahogarnos más. ¡Viva la separación de poderes!
En este excelso Estado de Derecho consienten que la Constitución se la pasen por el forro de sus caprichos los separatistas catalanes y vascos. Además, les consienten vituperar la bandera nacional o que sus televisiones, diarios pesebreros y colegios adoctrinen en el odio contra España y que, por todo ello, sus sociedades están fracturadas. No olvidemos que, en Aragón, Baleares y Valencia persiguen lo mismo que las anteriores. A todas ellas, de manera ilegal, les consienten pisotear nuestro derecho a hablar en castellano, so pena de no poder acceder a trabajo público. Y estos permitidos y continuos delirios nos obligan a pagarlos y, para ello, nos aumentan las exacciones. No es una invención, es al realidad.
Si sumamos a esta punta del iceberg la corrupción imperante en los tres poderes, el resultado es que el Estado de Derecho, por mucho que políticos y corifeos lo alaben, no existe.
Un día llegará la primavera a la ciudadanía que la despertará del letargo y del alienamiento mental a que está sometida por carecer de vigor. Espero que ese día se haga notar exigiendo, pacífica y enérgicamente, la regeneración del Estado de Derecho. Si así lo hiciera y no fuese atendida, será obligada a liberarse de la bota que la subyuga para ser respetad. Amén.
Si no queremos populismo comunista ni fascista, no votemos por emociones. Para ello, intentemos no ser rebaño y así tragaremos la verdad de un sorbo y la mentira gota a gota.