Cartas al director

La soñada independencia de Mas

 La obcecación que tiene Artur Mas por la independencia de Cataluña le está convirtiendo en un personaje de cómic. Tras la sentencia del Constitucional -prohibiendo el referéndum de independencia- y después del varapalo que se llevaron los soberanistas en las pasadas elecciones del 24M, han sido tantos los partidos catalanes que han abandonado esta idea, que el hecho de ver la insistencia que pone Artur Mas para hacer viable su quimera, me produce un poquito de risa y bastante de pena. El Sr. Mas no tiene juego, no tiene pares, no lleva nada en sus cartas. En su reciente comparecencia ante la Asamblea Nacional Catalana y a Òmnium Cultural, las entidades impulsoras de las movilizaciones de las últimas Diadas, Mas les ha pedido -casi entre estertores-, poco menos que sean ellos los que se encarguen de impulsar el proceso soberanista. Patético. Pretende instrumentalizar a la ciudadanía para que consigan lo que él no ha podido como presidente de la Generalitat. Decía Benjamin Franklin: "Lo que empieza en cólera acaba en vergüenza". Señor Mas, en su chiringuito se han apagado las luces. Es hora de marchar.